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Actualizado: 5 de noviembre de 2025


Hállanse dibujadas y descritas estas armas en los tratados de arte é indumentaria militar aludidos; hay además ejemplares en la Armería Real, y para las espingardas se cuenta con otro dato de gran interés; la sillería del coro de la Catedral de Toledo, obra ejecutada en el reinado de doña Isabel. Allí se ven esculpidos espingarderos en función.

Vamos, vamos, hijos, que ya se hace tarde dijo el caballero levantándose y entrando en la iglesia. Poco después los siguió Elena, pero ya no vio a nadie. Sólo oía sus voces allá en el coro. Paseó una mirada de angustia por el ámbito del templo y, divisando en un altar una imagen de la Virgen, dio algunos pasos y se prosternó delante de ella y oró con fervor. ¿Estamos ya? dijo Reynoso en voz alta.

Un maestro de música formó un coro de primer orden, siendo cosa de oír y todo el Madrid elegante se regocijó de ello cómo cantaban salves y motetes por las tardes las infelices que pasaban trabajando todo el día.

Aquello del teatro..., salir del coro..., ser parte..., dos o tres duros..., los muebles... ¡Era cosa de volverse loca! ¿Y si todo fuera embustería de don Quintín, que tratase de llevarla a una indecente casa de citas por miedo a su mujer?

La bofetada que he dado a «ésos» no asistiendo al coro por no rozarme con ellos me ha puesto de un humor magnífico. Para que conste mejor mi intención, he venido a verte. Quiero que sepan que estoy bien, que lo de la enfermedad no es cierto.

Dicho esto, besó a Luisa, y cogiendo de un brazo a Marcos Divès y del otro a Jerónimo, se dirigió a su casucha, seguido del resto de la comitiva, que repetía a coro los sublimes cantos del anciano.

Se ve á Helvidio y Rustana muertos, descansando en un lecho cubierto de flores: un coro de ángeles se cierne sobre sus cabezas y canta un himno, mientras Razonte se arrodilla, y al final de cada estrofa repite el Gloria in excelsis. Confirma con nuevos juramentos su anterior voto, y el ángel le anuncia que, al lado de su Angélica, vivirá feliz muchos años como fundador del hospital futuro.

Un coro de súplicas desesperadas, de ruegos dolorosos, llegó hasta el capitán y los soldados que le seguían.... ¡Hermanos, no nos dejéis!... ¡Hermanos, por Jesús!

Para mi gusto, no ya el templo en su totalidad, sino alguno de sus pormenores, como por ejemplo, la sillería del coro, vale más que el Mihrab con todos sus arabescos y que cuantos primores, labrados con prolijidad bárbara, contiene y contuvo la mezquita en su época más brillante.

En mi vida las he visto más gordas; pero estoy decidido a defender mi dinero, para lo cual formaré una compañía como en Madrid no se ha oído, y necesito que usted me ayude. ¿Yo? Usted. Llevo adelantados los trabajos, cuento con artistas..., un coro que... ya verá usted...; pero nada puedo ultimar si usted no me favorece. No entiendo.

Palabra del Dia

aquietaron

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