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Preguntó a los traperos y le contestaron que no la conocían. Fue al Ayuntamiento y sólo constaban allí el nombre y el número de Amparo como trapera. Amparo empezó a hacérseme una dificultad: indudablemente a fin de mes, la señora Adela vendría en busca de su asignación; pero yo no quería esperar aquel plazo. Habían pasado quince días desde mi aventura. Era por la mañana y Mauricio entró alegre.

Los que eran de la ciudad reconocieron a la Marquesita, y al alejarse contestaron sus insultos con palabras tan clásicas como impúdicas. ¡Pero qué punta aquella! De no ir de prisa, la hubieran dado una zurra por debajo de las enaguas... La columna sufrió cierto reflujo al subir la cuesta que conducía a la plaza de la Cárcel: el sitio de peor sombra de la ciudad.

Febrer, con la humildad del que se siente arrepentido de una mala acción, saludaba a todos dulcemente. ¡Bonas tardes tenguin! Los labriegos le respondieron con un gruñido sordo; las muchachas torcieron la cara con un gesto de contrariedad para no verle; los tres viejos contestaron al saludo tristemente, mirándole con ojillos escrutadores, como si encontraran en su persona algo extraordinario.

En el dintel mismo de la puerta hicieron ambos la primera reverencia de corte, en el centro del salón la segunda, y frente a frente ya del rey la última; saludaron después a los Grandes colocados a derecha e izquierda, y estos contestaron al punto quitándose los sombreros. El viejo duque y el mayordomo hiciéronse entonces un paso atrás y quedó solo el Grande novicio en mitad de la sala.

Tampoco esto vale la pena de que se fijen ustedes, porque muchas veces nos ha pasao lo mismo. Pero ahora viene lo mejor. Acabo de dar una vuelta por allá, y pregunto: «¿Cuánto es el gasto de anoche? Ya está pagado me contestaron. ¿Cómo? ¿Quién lo ha pagado? Pues su sobrino. ¡Vamos, niño, no gastes guasa! Que , señor Rafael, que lo ha pagado. ¿Cuándo?

Causó estupefacción en el primer momento la presencia de Roseta: algo así como la entrada de un moro en la iglesia de Alboraya en plena misa mayor. ¿A qué venía allí aquella «hambrienta»?... Saludó Roseta á dos ó tres que eran de su fábrica, y apenas si le contestaron, apretando los labios y con un retintín de desprecio.

Pero mejor será que te marches. La guerra va á ser dura, muy dura, y si París intenta resistirse como la otra vez, presenciaremos cosas terribles. Los medios ofensivos han cambiado mucho. Desnoyers hizo un gesto de indiferencia. Lo mismo que tu padre continuó el profesor . Anoche, él y tu familia me contestaron de igual modo.

Eso precisamente le contestaron al P. Irene, continuó Makaraig, y él replicó que era buena ocasion aquella para que reviva, y aprovechándose de la presencia de D. Custodio, uno de los vocales, propuso que en el acto se nombrase una comision, y vista y conocida la actividad de D. Custodio se le nombró ponente y ahora está el espediente en sus manos.

Nos vió aldeanos, le gustó el pueblo, y dijo: «á pescar lo que se pueda....» Porque, señores, pinto el caso de que uno cualquiera de ustedes va al lugar de ese señor, y tiene tanto dinero como él: por mucho que el lugar le guste, ¿se le ocurrirá regalar un reló para la torre de la iglesia? Es claro que no contestaron algunos.

Cruzaba la platea con su elegante desembarazo de costumbre, dominando la sala. Saludó a Raquel con cierta afectación digna y luego, de la misma manera, a varias muchachas reunidas en un palco, quienes le contestaron graciosamente, agitando hacia él las manos enguantadas.