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¡Ah! ¿sois vos, acaso?... , señor, yo soy. ¡Ah! pues comprendo, y como nada tengo que hacer aquí, me voy. Guárdeos Dios, señora. Hidalgo, hasta la vista. Ni Dorotea ni Juan Montiño contestaron al sargento mayor, que salió. Durante algún tiempo, Dorotea miró frente á frente y ceñuda á Juan Montiño. Yo creí que me engañábais dijo con acento concentrado. ¡Que os engañaba!

Añadió el cautivo capitan: "vosotros que deseais poseer los caballos, dadme licencia para hablar con los mios, sino, aunque no querrais, me irè, si me diere gana, y ayudaré á mis compañeros." Esta audacia se recibió con risa, y le contestaron: "estando cerca de 12 armados, ¿serás capaz de irte?"

En 1830 algunos presos políticos intentaban una evasión; todo estaba preparado: los auxiliares de fuera prevenidos; en el momento de efectuarla, uno dijo: «¿Y Calíbar?» «¡Cierto! contestaron los otros anonadados, aterrados . ¡CalíbarSus familias pudieron conseguir de Calíbar que estuviese enfermo cuatro días, contados desde la evasión, y así pudo efectuarse sin inconveniente.

¡Justicia era mejor! le contestaron muchas voces. ¡Catalana hay que hacerla en este pueblo! añadieron otras. ¡Orrrrdeeeen! ¡Afuera esa gentuza! gritaron otra vez los propietarios. ¡Abajo la comisión! ¡Y los que quieran engordar a la sombra de ella! ¡Vivan los pobres honrados! ¡Viva el duque de la Victoria! volvió a gritar el zapatero. ¡Orrrdeeen! ¡Canalla! ¡Ladrones!

Até mi mula, saqué del horno a las pobres criaturas, las coloqué a la sombra de una roca saliente y tomando el látigo por la sotera, me entré a la venta con la sana intención de pegar una tunda a aquella canalla a la menor observación... Pero en la humildad con que me contestaron, en los ojos llenos de asombro que clavaban en , me di cuenta bien pronto de que no sospechaban ni remotamente la causa de mi enojo, pareciéndoles lo más natural que los niños pasaran su vida entera bajo los rayos del sol.

» me contestaron, Teobaldo Cecci, obispo de Nola, el más joven de los cardenales y el último nombrado por el Papa Benito. La influencia de la Reina le ha hecho alcanzar tan alta dignidad, que merece por su piedad y su talento. »Yo quedé asombrada. Todo lo que veía, todo lo que oía, teníalo por cosa de magia.

Siempre que envió recado, le contestaron que Clara estaba mal de salud ó muy ocupada y que le era imposible salir. Lucía fué ella misma á ver á Clara, y sólo dos veces pudo verla, pero en presencia de su madre.

Porque, señores, nadie como yo respeta al clero parroquial, ese clero honrado, pobre, humilde... pero el alto clero... muera... y sobre todo... muera el señor Provisor... el.... ¡Muera! ¡muera! contestaron algunos: Joaquín, el coronel, que estaba sereno, pero quería que muriese el Magistral, y otros dos o tres comensales borrachos. Cuando se levantaron de la mesa amanecía.

Dímosla al otro teatro, mas allí contestaron que ellos no eran menos que los del otro coliseo, y que no tomaban sobras: a fuerza, sin embargo, de emplear más empeños que para lograr una prebenda, se consiguió una orden a rajatabla de los señores que estaban a la cabeza del teatro; pero ya era tema: una actriz, sobre si la habían dado el papel de segunda siendo ella la primera, se puso mala la víspera; otro actor, también por etiquetas y rencillas, armó una intriga de todos los diablos: se pagó gente para el efecto, y si una noche se representó, una noche se silbó...

Primero, que se encargaria á esta celase sobre el órden y la tranquilidad pública, haciéndola responsable en caso contrario: contestaron de conformidad. Segundo, que el Cabildo velaria sobre la conducta de los Vocales, y los removeria siempre que no fuese arreglada: contestaron, que esto deberia ser con justificacion de causa y conocimiento del pueblo.