United States or Côte d'Ivoire ? Vote for the TOP Country of the Week !


»Y Magdalena bajó la voz, en efecto, para decir: » Oye, Amaury; lejos de creer que tus exigencias son insensatas, pienso también como , y si no te he dicho nada, es porque no tenía valor para confesarme a misma una cosa semejante. Pero tanto te suplicaré y tanto habré de repetirte que te quiero, que al fin tendrás que hacer algo por .

Adviértelo en tu casa del modo menos estrepitoso que puedas, y hazme el favor de mandar que venga un cura para confesarme... y por si no tengo tiempo para advertírtelo después..., escúchame ahora unos instantes... A pesar de las sangrías espantosas hechas a mi bolsillo por tu madre, todavía os dejo una gran fortuna, como veréis por el testamento cerrado, cuya copia hallaréis en mi pupitre.

Y eso que iban ya a pedirr la bendición a Su Santidad y todo, todo... Te advierto esto prosiguió el tío Frasquito, empinando el dedo porrque si piensas consultarrle alguna... vocación o confesarrte... ¿Confesarme yo? exclamó muy ofendido Jacobo . ¿De dónde sacas eso? Como decías que deseabas hablarle... ¿No es el padre Cifuentes el confesor y el director íntimo de mi mujer?...

No dejáis por eso de ser cristiano y hermano mío. ¡Ah, señor! ¡qué bondadoso sois! No tal; pero dejáos de señorías y llamadme padre. Pues bien, padre Aliaga, ya que me dais valor, voy á deciros... me atrevo á deciros... Montiño se detuvo. Fray Luis siguió arreglando sus tizones. Pues... me atrevo á deciros, aunque os parezca impertinencia, que vengo á confesarme con vos.

Si fuesen viejas las tres, ¿dirían algo aquellas malas lenguas?... Pero en tal momento cruzó por mi mente un pensamiento contestando a esta reflexión: «Si fuesen viejas las tres, ¿las acompañarías tan asiduamenteTuve que confesarme que no. Si las tres fuesen viejas las acompañaría menos, y si fuesen todas como la madre Florentina casi nada.

Fortunata no apartaba los ojos de la ropa que estaba repasando. «Comprendo expuso la señora con acento parlamentario , que tengas cortedad para confesarme ciertas cosas, y por mi parte, te soy franca: no te tengo yo por peor de lo que eres; no creo, como podrían creerlo otras personas, que tu debilidad es interesada, y que quieres a ese hombre porque es rico, y que no lo querrías si fuese pobre.

FRAICHEROSE. ¡Bah! ¡Si te paras en detalles, no acabaremos nunca...! Si no me das el brillante esta noche, otro me lo dará mañana. Seguiremos siendo buenos amigos, y nada más. Y dejarás de ser el amado de mi corazón. RAÚL. ¿Adonde irás...? FRAICHEROSE. A ver al Nuncio de Su Santidad, que me ha dado una cita para confesarme. Después de esto, amor mío, me volveré a vestir y regresaré a casa.

«Todo es inútil... la Iglesia me ha arruinado... no quiero nada con la Iglesia.... Creo en Dios... creo en Jesucristo... que era... un grande hombre... pero no quiero confesarme, señor Carraspique, y siento... darle a usted este disgusto.

Y sin embargo, yo no me decido a confesarme con este excelente y benigno D. Miguel. ¿Qué le voy a decir? ¿Tengo algo de terminante y de bien calificado? ¿Hay infracción clara de los mandamientos divinos que constituya mi culpa?

Esta mañana, en la Catedral, mientras esperaba mi vez para confesarme y estaba meditando sobre los proyectos de la abuela, preguntándome si debía confiarme o no a mi confesor, fui distraída de mis pensamientos por un murmullo molesto.