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Si a sus hijos todo los alarma; todo paso adelante o atrás los inquieta, y ni por la gloria celestial, que es cuanto hay que ofrecer, fijarían un clavo fuera del sitio en que le fijaron sus abuelos.

Porque si yo viera que coqueteaba con otros hombres, anda con Dios. Pero si no hay quien la apee de una fidelidad que no viene al caso. ¡Fiel a ! ¿a santo de qué? ¡Te aseguro que me ha hecho cavilar más esa sosona! Ha pasado por tantas manos, y siempre fiel, consecuente como un clavo, que se está donde le clavan.

Para colmo de aburrimiento, reparó Baltasar que, al paso que él aspiraba a ocultar diestramente su aventura, Amparo, que ya tenía puesta toda su esperanza en las falaces palabras y en el compromiso creado por el mancebo, se desvivía porque los viesen juntos, porque la publicidad remachase el clavo con que imaginaba haberle fijado para siempre.

Un ligero ruido le hizo levantar la cabeza y lo clavó en el suelo; no se atrevía a moverse por temor de hacer crujir la arena bajo sus pies. María Teresa, antes de desnudarse, abría la ventana de su cuarto para gozar del fresco perfumado del aire, y para contemplar el espacio estrellado.

La Esfinge tomó la tarjeta, púsola a conveniente luz, y clavó en el retrato la vista a través de sus anteojos, con una fijeza tan inalterable y dura, que Ángel hubiera jurado que le hacía daño en el pecho y que por eso latía su corazón tan desacompasadamente.

Advertí en la calle que me había olvidado de ponerme el saco, aunque estaba muy bien peinado y llevaba una estrella verdadera prendida en la corbata. Esta estrella, que era como la cabeza de un clavo, yo la había arrancado del cielo con mi propia mano, parándome en puntas de pies y estirando enormemente el brazo derecho.

D. Juan clavó una mirada puntiaguda en los ojos claros... y turbados de su afín; adivinó algo, echó sus cuentas en un segundo, y, tomando dos montones de plata, se los puso entre los dedos al pasmado Reyes, sin decir más que: Tome usted; son mil justos. Bueno, gracias. Mañana mismo.... Eso... allá usted. Y que Emma no sepa.... Por ahora no hace falta que sepa nada. ¿Cómo por ahora?

Quiso, sin embargo, remachar el clavo, y levantándose sin decir palabra, fuese a la maletilla abierta sobre la cómoda, revolvió un poco y arrojó después sobre el velador, delante del tío Frasquito, un pequeño objeto, diciendo: ¡Único recuerdo de mi idilio de Oriente!...

Cabalmente tiene usted delante al mejor amigo del regente de la Audiencia. Al oír esto, don Zambombo abrió los ojos cuanto se lo permitía la carne de los párpados, y clavó la mirada en don Simón. Este se quedó como quien ve visiones. Y no era extraño. Pero, don Celso dijo sin poderse contener , ¿cómo es eso?...

Se tapa bien y se pone al horno fuerte durante una hora; se saca y agrega medio litro de vino blanco, otro medio de caldo, cebolla, perejil, zanahorias, laurel, tomillo, pimienta y clavo entero, una cabeza de ajos y sal. Se cuece hasta reducirse la salsa; se saca y se coloca en una fuente plana; se le rocía con la salsa pasada y se mete al horno. Se sirve adornando la fuente.