Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 6 de mayo de 2025


El Museo de los inválidos es en cierto modo la hoja de servicios de la marina británica, orgullo y gloria de los viejos marinos llenos de cicatrices.

Déjame que te bese el mordisco, para curártelo. Déjame que te bese todas esas cicatrices tan monas. ¡Pobre de mi brutito, que le han hecho pupa! Y la hermosa furia volvíase humilde y tierna, arrullando al torero con gestos de gata. Gallardo, que entendía el amor a la antigua usanza, con intimidades iguales a las de la vida matrimonial, jamás consiguió pasar una noche entera en casa de doña Sol.

No estaba muy bien con las heridas que don Belianís daba y recebía, porque se imaginaba que, por grandes maestros que le hubiesen curado, no dejaría de tener el rostro y todo el cuerpo lleno de cicatrices y señales.

Lo que no dicen las Memorias es si el rostro de la mujer quedó muy desfigurado con las cicatrices de las heridas que le causó su acalorado pretendiente, á quien tan caro costó el prendarse de posadera honesta.

¿A que te sangran a ti todavía las cicatrices? le dijo Sagrario, encarándose valientemente con ella. ¡Si no me río por eso, extremosa! Pues ¿por qué te ríes, prudente? Porque, en tu afán de abrir los ojos a ésta, vas a concluir por hacerle aborrecible aquello mismo que tratamos de hacerle amable... y que tanto nos gusta a nosotras. ¡Bah!..., ese no es caso de risa. ¿Lo dudas? Es que no lo creo.

Volvió un tanto el rostro para mirar á Roger y éste contempló con sorpresa unas facciones deformes, cruzadas de cicatrices, unos ojillos verdosos y la nariz abollada y torcida como si hubiera recibido tremendo golpe. ¿Sois vos el que así vocea? exclamó con voz gutural y desabrido acento. ¿Habráse visto jovenzuelo con más frescura y menos miramientos?

¡Por virtud de sus mismas cicatrices no hay un trozo de tierra filipina que no abarquen sus cívicas raíces! La gratitud es una flor que brota de la pureza del sentir humano, y no hay sarcasmo ni atrevida mano que la marchite en mísera picota. ¡Oh falange del yelmo y de la cota! Para pagar tu esfuerzo soberano, lidiar quisiera por el fuero hispano en una tierra anónima y remota.

Lepe llegó el primero, y al parecer de buen humor, pero con los labios plegados por una sonrisa de incredulidad que daba pena; Infolio era un anciano achacoso, gastado e impotente para gozar lo que soñaba; Tizona traía melladas las armas, el cuerpo cosido a cicatrices, y alguna herida fresca todavía.

Uno de ellos ostentaba medio rostro quemado por los líquidos inflamables de los alemanes; el otro lo tenía surcado por una red de hilillos rojos que eran vestigios de cicatrices.

Y el señor, con sus entusiasmos de enamorado, ganoso de propalar los méritos de su pasión, le decía al capataz en amistosa confidencia: Es un héroe de la fe: viene de convertir infieles y hasta creo que ha obrado milagros. Si no fuera por herir su modestia, le diría que se arremangase el hábito, para que te pasmases viendo las cicatrices de sus martirios...

Palabra del Dia

commiserit

Otros Mirando