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Actualizado: 30 de abril de 2025


Y Emma, ignorante del peligro, pensaba: «, ; el país, los ingenieros; ríete de cuentos; las leyes, las leyes de la naturaleza, que a ti te parecen inalterables y muy divertidas, esas, esas son las que te van a dar un chasco...».

Entre estos peregrinos que nos han dado chasco, te citaré a Simón el Mago, a Apolonio de Tiana, a Máximo de Efeso, consejero de Juliano el Apóstata, y por último, al encantador Merlín, a quien consideran en Europa como hijo del diablo, lo cual no hay para qué decir que es absurda mentira. ¿Pero es menester preguntó Morsamor llegar a estos sitios para participar de vuestra sabiduría?

Mi mamá y yo decíamos: «Quizás esté copiando para traernos algo de comer». ¡Qué chasco nos llevamos!; todo se volvía: Artículo primero, tal cosa; artículo segundo, tal cosa. Y luego: Quedo encargado de la ejecución del presente decreto. Hacía preámbulos atestados de disparates.

Anoche se hablaba de su llegada en todas las casas decentes y no hubo señor que no prometiese abstenerse de todo trato con ella. Si cree que Alcira es como esas tierras donde se baila el can can y no hay vergüenza, se lleva chasco. Don Andrés se reía con una expresión de perro viejo. ; ¡hijos míos! se lleva chasco. Aquí hay mucha moral, y sobre todo, mucho miedo al escándalo.

Y me marché con el corazón en fiesta y el alma en ebullición. 5 de marzo. No se habla en el pueblo más que del chasco de la de Brenay con el Barón de Erinois. La Bonnetable hace el oficio de tambor municipal y va de casa en casa a llevar la noticia. El brillante capitán se vuelve a casar, pero no con Petra.

Todas las gentes me miraban curiosas, como si quisieran reconocerme, para llamarme por mi nombre. Temerosas de un chasco no se atrevían a hablarme, y se daban por satisfechas con verme de pies a cabeza y examinar mi traje de cortesano. Me pareció que unas a otras se preguntaban al verme: ¿Quién es éste? ¿A qué vendrá? ¡Pobre de que había soñado con un recibimiento caluroso!

Más irritado aún con este chasco, vuelve a buscar el rastro, encuentra al fin la dirección en que va, y levantando la vista, divisa a su presa haciendo con el peso balancearse al algarrobillo, cual la frágil caña cuando las aves se posan en sus puntas.

¿A casa?... Le diré a usted lo que sucede para que me tenga lástima, mucha lástima. Mañana tengo baile y cena, una solemnidad de familia, absolutamente indispensable. Ya he repartido las invitaciones... ¡verá usted qué chasco! Hija, deme usted por Dios un vaso de agua, porque no puedo hablar. Ayer le mando llamar.

Ya soy redactor exclamé alborozado, y echeme a fraguar artículos, bien determinado a triturar en el mortero de mi crítica cuanto malandrín literario me saliese al camino en territorio de mi jurisdicción. Pero ¡ay de mi! insensato, qué chasco sobre chasco, vivo hoy tan desengañado de periodista como de autor de comedias.

Vamos, lo que quieres es emborracharme, ¿eh? le dije con sonrisa protectora . ¡Qué chasco te llevas, hija! A no ha conseguido emborracharme nadie jamás. Prepara el Guadalquivir de manzanilla si deseas verme ajumado. Matilde, deja a ese maleta... ¡Si es un gallego! dijo a la sazón la tía pescueza de las manos amorcilladas, que no me perdonaba el mostrarme insensible a sus enormes glándulas.

Palabra del Dia

ciencuenta

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