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Actualizado: 10 de junio de 2025
El seráfico don José, que fué también de los del pacto de los piratas, se nos murió del vómito. Verdaderamente, aquel hombre era un santo. Murió reconociendo que era un gran pecador y lamentando no tener un cura católico a su lado. Los vascos nos libramos del vómito negro y del escorbuto, que comenzó también a presentarse en el barco.
Doña Juana habia llegado al último grado de locura, estaba enteramente loca; mas sin embargo era la reina propietaria de España y su nombre y consentimiento eran necesarios para dar algun carácter á los actos del gobierno. Esta consideracion movió al rey Católico á entrar en algunas consultas con su hija para el mejor arreglo de los negocios y volver otra vez á gobernar los dominios de España.
En el siniestro lado tenía una grande y muy negra verruga, que asemejaba un exvoto puesto en el altar de su cara por la piedad de un católico. El cuerpo formaba gran armonía con el rostro; y en sus manos pequeñas, coloradas y gordas, resplandecían muchos anillos, en los que los brillantes habían sido hábilmente trocados por piedras falsas. Echemos un velo sobre estas lástimas.
De esta suerte sabia desempeñar el Rei Católico su palabra: de este modo miraba por el honor del Evangelio. ¿Qué no podrian decirle los moros en punto á guardar las capitulaciones, i la fe de los juramentos? Los que conquistaron á España, dejaban vivir en su lei i con sus templos á los cristianos que se quedaban á morar entre ellos, de donde vino el llamarles mozárabes.
En cambio el partido católico tiene consigo toda la riqueza del país y toda la aristocracia, pero le hacen falta jóvenes, por lo cual no es difícil que un muchacho de valer como usted logre distinguirse pronto... Créame á mí, señorito, créame á mí... Es el Evangelio lo que usted está oyendo.
«Sí, Señor Excelentísimo, sí, católico auditorio, aquellos habitantes de las orillas del Nilo, aquellos ciegos cuya sabiduría nos mandan admirar los autores impíos, adoraban el puerro, el ajo, la cebolla». «¡Risum teneatis! ¡Risum teneatis!» repetía encarándose con el perro de San Roque, que estaba con la boca abierta en el altar de enfrente. El perro no se reía.
Entretuvo como pudo la conversación el capellán con las noticias que por Sevilla corrían, siendo gran parte para ello lo que se contaba de la liga del rey Católico con los venecianos para su guerra contra el Gran Turco.
La gente del otro lado del Ebro, los maketos: y don Carlos no es más que un maketo, tan liberal como los que hoy reinan, y además tiene los escándalos de su vida impropia de un católico.... Lo que yo digo, don Luis.
Vea usted aquí, señor Fígaro, a Eduardo Priestley, humilde servidor de usted, cuyo destino debía haber sido sin duda ser inglés, protestante y rico, español, católico y pobre, sin que pudiese encontrar más causa de este trastrueque que las circunstancias. Ya usted ve que la tomaron conmigo desde pequeñito. Mi madre era mujer de rara penetración y de ilustradas ideas.
Se ve cuán profundo era el pensamiento de lord Acton, el famoso católico inglés, cuando decía, en referencia al gran pontífice que dejó nacer y crecer al modernismo: "Pienso que León XIII es el primer Papa que haya sido bastante sabio para desesperar, y sentido que debía empezar una nueva partida y gobernar por extrañas estrellas sobre mares desconocidos".
Palabra del Dia
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