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Actualizado: 5 de noviembre de 2025
Se lo había dicho el marquesito, el íntimo de Mesía». Y, vamos a ver preguntó el señor Foja, el ex-alcalde ¿qué tiene que ver eso de las varas que Mesía quiere poner a la Regenta con el Magistral y la confesión? No quería dejar su presa. No siempre en el Casino se podía hablar mal de los curas.
Joaquín dio media vuelta y se volvió al lado de don Pompeyo. La capilla desde la que oía misa la Regenta estaba separada sólo por una verja alta de la en que se habían escondido los trasnochadores del Casino. Ana oyó la voz de Orgaz que disuadía al ateo de su propósito de abandonar el templo. Pero de una capilla a otra no se distinguían las personas, sólo se veían bultos.
Los desocupados que paseaban en torno del «queso» le veían entrar en el Casino con aspecto preocupado, como un jugador que acaba de descubrir una combinación nueva. El público de los salones le había visto también aproximarse á las mesas, como si le interesasen las peripecias de la fortuna.
Viendo, en el Casino, a los empleados de las mesas de juego, se me han venido a la memoria las reflexiones de un oso: el oso Atta Troll, inmortalizado por Heine. Según Atta Troll, los hombres son unos animales infelices y depravados, y todo su mal proviene de la invención de los bolsillos.
Un compañero de juego le había enseñado en el Casino los pequeños cartones partidos en columnas que sirven para marcar las alternativas del «rojo» y el «negro». Varias damas extraían de sus sacos de mano, entre el pañuelo, la caja de polvos, el lápiz para los labios, los billetes de Banco y las fichas de diversos colores, que son el dinero del juego, unos documentos de igual clase.
Al día siguiente estuvo en la secretaría del Casino, averiguó dónde vivía don Juan, fue a su casa, esperó al cartero, le siguió hasta Correos, y mostrándoselo a otro cartero amigo suyo que allí estaba, hizo que éste preguntase a su colega dónde dejó encargado don Juan que le remitiesen las cartas que para él llegaron. La respuesta fue satisfactoria: 12, rue de Rochechouart, París.
Don Marcos era el único compañero de esta soledad; y Lubimoff, que en los primeros días sólo cruzaba con él contadas palabras, acabó por desear que volviese pronto de Monte-Carlo, al cerrar la noche, para oir sus noticias, que en otro tiempo hubiese considerado insignificantes. Entablaban largas conversaciones sobre lo que ocurría en el Casino ó sobre los acontecimientos del mundo.
Cuando Toledo intentaba exponer sus opiniones y planes estratégicos en Villa-Sirena, encontraba un público menos atento que el del atrio del Casino. El príncipe tenia cosas más interesantes en que pensar. Novoa mostraba una alegría egoísta, como si considerase este período el mejor de su existencia y las desgracias del mundo sirviesen para dar un sabor más intenso á su dicha misteriosa.
Tu nombre es una gloria, una página de oro en la malaya historia, un destello lumínico que ilustra la memoria, un poema de amor, un himno de victoria. Octubre, 1910. PREMIO DE POESÍA EN CERTAMEN ABIERTO POR EL CASINO ESPA
Y la dirección fue a la montaña y puso en ella unos caballitos, y ya nadie mira el paisaje, sino los caballitos, y la Naturaleza ha sucumbido una vez más. Hoy el Casino no necesita ya hacer esfuerzo ninguno para atraer al veraneante. El veraneante le pertenece por entero.
Palabra del Dia
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