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Actualizado: 14 de junio de 2025
Catalina, que ama apasionadamente á su futuro esposo, por cuya razón está celosa de su hermana, se esfuerza por todos los medios posibles en persuadir á su padre que la case con un cierto Don Fadrique; pero los amantes se oponen á este propósito con todos sus recursos, é intentan, por medio de la astucia, el logro final de sus deseos.
-Mira, Sancho -respondió don Quijote-: si el consejo que me das de que me case es porque sea luego rey, en matando al gigante, y tenga cómodo para hacerte mercedes y darte lo prometido, hágote saber que sin casarme podré cumplir tu deseo muy fácilmente, porque yo sacaré de adahala, antes de entrar en la batalla, que, saliendo vencedor della, ya que no me case, me han de dar una parte del reino, para que la pueda dar a quien yo quisiere; y, en dándomela, ¿a quién quieres tú que la dé sino a ti?
Todo el decorado de la alcoba nupcial desapareció en un remolino, y la figura de Laura fue sustituida por Raquel, que era quien la abrazaba y procuraba calmarla. Entonces, despertando del todo, se le representó la escena de su casamiento civil con Muñoz. ¿Me casé ya? preguntó, con la instintiva esperanza de que no se hubiese realizado todavía la ceremonia.
No te abandonaremos nunca manifestó el joven henchido de deseos de protección . ¿Sabes lo que te digo?... Para que lo sepas, chica, para que lo sepas, ten entendido que cuando yo me case... cuando yo me case, te llevaré conmigo para que seas la doncella de mi señora. Al soltar la carcajada se tendió Papitos para atrás con tanta fuerza, que el respaldo de la silla crujió como si se rompiera.
Porque ha venido a casa de tertulia, y porque me ha regalado el traje, y porque las malas lenguas murmuran, piensa él remediar el mal casándose conmigo. Pues entonces la misma razón hay para que contigo se case, porque también de él y de ti dijeron, o para que me case yo con el hijo del herrador, ya que más y peor han hablado de mis relaciones con él que de mi relaciones con don Paco.
Papá ha rechazado ya varios partidos, pero eso no me importa mucho, porque no tengo prisa. Esperaría tranquilamente hasta los veinte años; pero desearía saber si siempre se opondrá a que me case. Pregúntaselo. ¡Ah! ahí está el busilis prosiguió Blanca, algo turbada; te declaro que papá me da miedo, o más bien dicho, me intimida.
Con él, si me ama. ¿Con el señor Juan Montiño? Sí. Yo te daría un consejo. ¿Cuál? Que olvidaras á ese joven. No puedo. ¿Tan enamorada estás da él? Si no estoy enamorada, estoy empeñada. Puede ser que mañana sea demasiado alto para ti. ¡Pero si yo no quiero que se case conmigo! Puede suceder que él se case con otra mujer. ¿Qué habéis dicho? exclamó levantándose Dorotea.
Fermín se había puesto de pie, pálido, con las cejas fruncidas. ¿Eso es todo lo que usted tiene que decir? preguntó con voz sorda. El millonario asombrose de lo actitud del joven. Qué, ¿no le parecía bastante? ¿Tenía él una solución mejor? Y con inmensa extrañeza, como si hablase de algo disparatado e inaudito, añadió: ¡A no ser que hayas soñado con que mi primo se case con tu hermana!...
Me casé anoche con una dama principal. Dios os haga muy felices, mis señores. Pero como veis, este vestidillo de viaje no es á propósito para que yo me presente al rey en medio de la corte con mi esposa. De ningún modo, señor. Ahora bien: ¿qué ropas, qué galas, en una palabra, dignas de un caballero del hábito de Santiago, puedo yo procurarme con ese dinero?
»Ítem, es mi voluntad que si Antonia Quijana, mi sobrina, quisiere casarse, se case con hombre de quien primero se haya hecho información que no sabe qué cosas sean libros de caballerías; y, en caso que se averiguare que lo sabe, y, con todo eso, mi sobrina quisiere casarse con él, y se casare, pierda todo lo que le he mandado, lo cual puedan mis albaceas distribuir en obras pías a su voluntad.
Palabra del Dia
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