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Actualizado: 28 de noviembre de 2025


Ya no había en las calles el movimiento de las primeras horas, pero con todo, seguimos las más solitarias. Teresa no quiso aceptar mi brazo como antes. Nada replicaba á mi discurso; seguía caminando cabizbaja y preocupada, formando su actitud notable contraste con la que tenía tres horas antes al pasar por los mismos sitios.

Es la obra de un idiota o de un loco.» Y las carcajadas fluían de su boca y tenía que apoyarse en la pared para no caer de risa. Sigo caminando y unos cuantos pasos más allá, al dar vuelta a la calle del Príncipe, encuentro al mismo Sánchez Abellán.

Dos noches enteras necesitaban los compadres para llegar a Jerez, caminando encorvados, sudorosos en pleno invierno, zumbándoles los oídos, con el pecho oprimido por la carga. Acercábanse trémulos de inquietud a ciertos pasos de la sierra donde se apostaban los enemigos.

Pero ¿le ha dado a usted más golpes? Me ha sacudido un poco la badana respondió riendo candorosamente. Es cuestión de árnica y reposo... Yo creo que no me viene mal. Estaba demasiado apoltronado... Desde hace algún tiempo todos los días me convidan a callos... Voy engordando demasiado, ¿no te parece? Despidiose el P. Gil a la puerta de su casa y siguió caminando con pie más ligero hacia la suya.

¡No digas eso, por Dios, Melchor! exclamó Lorenzo poniéndose de pie y caminando nerviosamente a lo largo del comedor, mientras Ricardo, echado hacia atrás en su asiento, arrojaba al techo tenues espirales del humo de su, cigarro, como deseando substraerse a la discusión. No lo diré si te incomoda repuso Melchor con voluptuosa indiferencia.

Pero ahora que está en otras manos, ¿qué es lo que usted presupone? le dije, caminando siempre a su lado, porque ya habíamos salido de la ciudad e íbamos por ese ancho camino sucio que conduce al puente Mariano y continúa ascendiendo hacia las montañas, en una extensión de quince millas, hasta ese frondoso y bastante alegre punto de verano, bien conocido de todos los italianos y algunos ingleses, que se llama los Baños de Lucca.

Ramiro le miró partir sin llamarle, y caminando hacia la cueva, fue a sentarse en el rincón más obscuro, oprimiendo el crucifijo contra su pecho. ¿Qué había escuchado? ¿Su padre? ¡Un morisco!

Cuando transportan los huesos de sus parientes, los ponen en una piel, sobre los caballos mas favorecidos del difunto, que dejan vivos á este fin, adornándolos á la moda, con mantos, plumas, &a., y caminando de esta manera muchos dias, hasta que llegan á la sepultura propia, á donde hacen la última ceremonia.

Vemos las mismas personas cien veces al día. Parece que nos conocemos desde que nacimos... Dígame, Manzanares: ¿en qué día estamos? Era Maltrana el que hacía la pregunta, en las primeras horas de la mañana, caminando por la cubierta de paseo con el comerciante español.

Dicha expedicion era á costo; y costas del referido Cornejo, por haberlo así prometido al Soberano, salvo á mi su Capellan, que venia sin pré alguno. Salimos, pues, del astillero citado, á medio acabar el barco, y caminando por dicho Rio de Ledesma, por espacio de treinta dias, avanzamos tan solo tres leguas de camino por lo pobre de sus aguas, é igual pobreza de peones.

Palabra del Dia

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