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Actualizado: 19 de junio de 2025


En cuanto las damas cambiaron algunas palabras, el banquero se acercó a ellas con Bonifacio y empezó a embromar con acento cariñoso a su esposa sobre el traje. ¡Vaya un talle que me gasta mi mujer!... Chica, aunque no quieras oirlo te diré que te vas ajamonando a pasos de gigante.

Andrés, después de asomar la cabeza por las ventanillas y mirar y remirar en vano, se atrevió a preguntar a sus compañeros: ¿Qué significa esta detención? Nada, que se apeará aquí el gerente. ¡Ah! Marido y mujer cambiaron entonces una mirada menos vaga y mortecina que las que ordinariamente despedían sus ojos revestidos de carne. Un mismo pensamiento cruzó por sus acuosas masas encefálicas.

Brillaban sobre la espalda del río mil escamas argentadas, mil ampollitas lucientes, que parecían caídas del alto cielo dormido. Sumergí los dedos en el agua, y la hallé tibia. Se lo dije a Gloria, y se inclinó para hacer lo mismo. Después nuestras manos mojadas cambiaron un dulce y corto apretón, que nadie vio. Volvimos a sentirnos acariciados por la onda silenciosa de la noche.

Entonces fué cuando mis ideas cambiaron poco á poco y en el silencio de mi vida claustral me convertí en otro hombre. Todo lo que más había amado en el mundo, el placer, el lujo, las vanidades humanas, me parecieron miserias y vi claramente la perniciosa inutilidad de la existencia que había realizado.

Amaury y Antoñita cambiaron una mirada y Felipe, avanzando con gravedad hacia el doctor le dijo solemnemente: Pídole mil perdones, señor de Avrigny, por presentarme aquí con tal desaliño en el traje, que hasta traigo agujereado el sombrero; pero las circunstancias que me obligan a venir son tan especiales que no admiten dilación.

Al entrar en la pieza, echó una mirada sobre su hijo y le dijo: ¡Cómo es eso, señor! ¿Tampoco vos habéis almorzado? No cambiaron ninguno de esos saludos amables de la mañana, no porque hubiera entre ellos alguna enemistad, sino porque la flor suave de la cortesía no prosperaba en residencias como la Casa Roja. , mi padre, he almorzado; pero os esperaba para hablaros.

Mientras tanto, la llegada de Currita había producido un murmullo general y unísono en que se hermanaba la obscena chocarrería que con un guiño truhanesco cambiaron entre los lacayos del vestíbulo, con las pulcras y aceradas observaciones que se comunicaban al oído las damas más relamidas que llenaban los salones.

Ya comprenderá usted que en una parroquia tan extensa como ésta no han de ser cortos. Pero D. Miguel perdonará muchos de ellos replicó la señora, con una leve inflexión cómica en la voz. Es posible, señora. Por mi parte, no lo he visto repuso con perfecta ingenuidad el excusador. D. Narciso y D. Joaquín, el capellán de la señora de Barrado, cambiaron una rápida mirada significativa.

Sin embargo, cambiaron algunas frases corrientes. Amaury conocía mucho al embajador que protegía a Mengis. Hablaron principalmente del concepto de que disfrutaba la legación francesa en la corte del imperio moscovita, haciendo el vizconde grandes elogios del Zar. Al empezar a languidecer el diálogo, anunciaron a Felipe Auvray.

Pinedo la resumió, diciendo en tono grave y solemne, donde se notaba, sin embargo, la socarronería: En la mujer, las buenas formas son más esenciales que en el hombre. Clementina y el general cambiaron una sonrisa y una mirada significativas.

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