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Actualizado: 19 de junio de 2025


Se detuvo delante de una puerta cerrada, la abrió, y me hizo entrar. La habitación de usted.... Esta ventana da al jardín. No es de las mejores piezas, como usted ve, pero está junto al escritorio. La distinción y la cortesía del señor Fernández me cautivaron desde luego, y cambiaron en pocos minutos el estado de mi alma.

Y remando con los codos, escapó a un pasillo, temblando todavía de haber visto tan de cerca la cara del portugués, aquella nariz movediza como una trompa y aquellos dientes de mastín, tan salientes que el labio alcanzaba apenas a cubrir. En el pasillo le encontró Jacinto, y allí cambiaron ambos sus impresiones de especuladores corridos.

¿Qué les parece de mi amigo Sanjurjo? preguntó después a los barbianes con cierta sorna . ¿Verdad que no tiene el vino bueno? ¡Pchs! No ha estao mal respondió uno, con la misma entonación de zumba, y sin mirarme. Observé que los barbianes cambiaron entre rápidas miradas burlonas, que me hicieron malísimo efecto.

Por fin, la enamorada niña vio entrar a Félix, que, saludando al paso a diversas gentes, llegó hasta la duquesa, cambiaron ambos algunas frases de simple cortesía, llegose luego a Josefina, y un momento después se les vio confundidos entre los grupos de alocadas parejas que parecían moverse impelidas por las notas de un vals de Strauss.

Y contemplaba con ojos extraviados aquella garganta desnuda, de tentadora nitidez, realzada por el rojo pañuelo; el pecho robusto, sobre cuya tersa morbidez descansaban sus violetas. Las dos hortelanas al ver a Rafael cambiaron una sonrisa maliciosa, un guiño significativo, y pasaron delante de la señora con el propósito marcado de no estorbarla con su presencia. Sigan ustedes dijo Leonora.

Al verle no fueron dueños de reprimir un ademán de sorpresa y cambiaron una mirada llena de secretos temores. ¡Le encontraban tan ajado, tan decrépito!... Pero él estaba tan tranquilo como ellos alarmados.. El que iba a abandonar este mundo se disponía a hacerlo con júbilo, y en cambio estaban tristes los que aquí quedaban.

Porque mi familia desciende de uno de los caudillos más principales que penetraron en la provincia de Pontevedra cuando la irrupción, según consta de varios documentos que se conservan en el archivo de mi casa. Los jugadores cambiaron una risueña mirada de inteligencia con Valero. ¡Ajá! exclamó éste entre alegre e irritado.

En seguida, después de mirarse unas a otras, se fijaron en ella con cierto embarazo y cambiaron la conversación. Sin duda aquélla, la mayor de las hermanas, había sido para su padre un ser de adoración, el motivo amoroso de su muerte; y acaso en una viudez virginal, se había ella consagrado a la fidelidad de un cariño que a través de la muerte perduraba por la comunicación doliente de sus almas.

Aquellos mozos antes tan parcos y sumisos se tornaron en pocos meses díscolos, derrochadores y blasfemos. No solamente cambiaron su pintoresco traje aldeano por el pantalón largo y la boina, sino que se proveyeron casi todos de botas de montar, bufanda, reloj y lo que es peor, de navaja y revólver.

Pero extraña era también, en las costumbres domésticas de Ángel, la visita al despacho de su padre a aquellas horas; y en ello convinieron don Santiago y su mujer con una mirada que cambiaron entre los dos, y que al propio tiempo quería decir: «¿qué diablos le pasará a este chico

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