Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 3 de mayo de 2025


Recordaban los crudos inviernos que pasaron reunidos en la ciudadela de *, faltos de combustible, durmiendo en cuadras de cuartel sin un mal lecho, abrigando a los niños con restos de cortinajes, comiendo pan negro que era comprado a escondidas. Se refería, sonriendo, lo que en otro tiempo fue terrible. La mansedumbre de la edad había calmado las iras más acerbas.

No es nada, he estado un poco enfermo. ¿Y por qué no has venido a nuestro lado para hacerte cuidar? Es muy mal hecho. ¿No soy ya tu madre? Juan envió a la señora Aubry una sonrisa de ternura; luego, deseoso de que no se ocupasen más de él, dijo: Usted me manifestó que el señor Aubry había estado muy agitado. Después que hemos hablado juntos, creo que se ha calmado.

Mientras esto decía, doña Lupe, acechándola desde un rincón del pasillo, fijaba en ella una mirada astuta. Aquella tarde estuvo Maxi en la botica bastante más calmado. En un rato que tuvo libre, se fue al rincón del laboratorio en que guardaba sus libros, y cogió uno disponiéndose a sumergirse en la lectura.

Dicho sea en honor de la verdad, Ricardo cuando pidió el traslado sentía ganas vehementes de perder de vista para siempre aquellos lugares, donde tan feliz había sido y donde iba a ser tan desgraciado; mas ahora, después de transcurrido un mes, se habían calmado un tanto sus congojas y andaba cerca de acostumbrarse a su desgracia. No obstante, seguía muy abatido. Toda la villa lo advertía.

Avanzado el día, intentó de nuevo el navío Pince remolcar al Santísima Trinidad; pero con tan poca fortuna como en la noche anterior. La situación no empeoraba, a pesar de que seguía el temporal con igual fuerza, pues se habían reparado muchas averías, y se creía que, una vez calmado el tiempo, podría salvarse el casco.

Nadie sabía, ni se supo jamás á ciencia cierta, si la niña duende había descendido á una tumba prematura, ó si su naturaleza tumultuosa y exuberante se había calmado y suavizado, haciéndola capaz de experimentar la apacible felicidad propia de una mujer.

Mi conciencia reposaba como una paloma adormecida. Por lo visto, el esfuerzo supremo de voluntad que tuve que hacer para abandonar las dulzuras del boulevard y de Loreto, y surcar los mares hasta el Celeste Imperio, parecían a la Eterna Equidad una expiación suficiente y una peregrinación reparadora. Y Ti-Chin-Fú, ya calmado, regresaría con su papagayo a la sempiterna inmovilidad.

¡Gracias! ¡gracias! le dijo ésta . ¡Hacía dos meses que no lloraba! Y cuando se hubo calmado un poco: ¿Te lo ha dicho todo? Todo. Hizo que la vizcondesa se sentara. ¡Bueno!... ¿Y qué piensas ? ¡Yo ya ni pensar puedo! Piensa respondió la señora de Aymaret que es necesario tocar todos los resortes para salvar la vida de tu marido. ¡Eso es imposible... él no querrá! ¿Quién no querrá?

El viento había calmado; el golfo, más que una mar turbulenta, un terso espejo parecía. Embistió el primero el cuerno derecho de los turcos, a los que resistieron los venecianos.

He rogado a Dios en el oratorio de las señoras Forcard, religiosas exclaustradas que han hecho de su casa un convento. He calmado mi ansiedad al pie de los altares. Mi Alfonso ha llegado muy bien. Yo creo que no ha perdido la piedad que yo he procurado comunicarle; esto me causa mucho temor. 23 de septiembre. Hoy ha comido con nosotros M. Blondel, antiguo amigo nuestro.

Palabra del Dia

commiserit

Otros Mirando