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Actualizado: 4 de junio de 2025
Rocchio, desolado, hace un gesto. Y se ponen a hablar de la crisis, del callejón sin salida en que todos se han metido, del krac que se anuncia, con todos los síntomas de un terremoto bursátil. Ya verá usted esos chalets de la especulación desmoronarse; claro está, todos han querido construir su home con materiales prestados, en el aire, endeudándose con los Bancos para pagar a los obreros...
No he visto nunca una muchacha más arisca. Yo ... no gusto de gente así, porque me gusta que las niñas sean amables y buenas. En esto entraban en el callejón de Puñonrostro. Paróse el cura y tomó una mano á Clara, que se retiró, apartándose de él.
¡Sí, la Marsellesa... venga laMarsellesa! repitieron miles de voces con expresión amenazante, como si alguien se negase por anticipado a sus exigencias. Los músicos, que enfundaban sus instrumentos, miraron asustados al amenazador gentío. Intentaban negarse; pero el pensamiento de que quedaban piedras en el callejón desvaneció sus propósitos de resistencia.
Al cabo de media hora, al volver por allí le preguntó: ¿Has tenido miedo, Martín? ¿Miedo de qué? ¡Arrayua! Así hay que ser decía Tellagorri . Hay que estar firmes, siempre firmes. La posada de Arcale estaba en la calle del castillo y hacía esquina al callejón Oquerra.
Pues imaginad ahora que llega un momento en que el demonio, las solteronas, una prima fea ó un sobrinillo amable, llevan medio recado, y se concierta una cita, y se abre á media noche cualquiera de los ventanuchos del callejón, ó se utiliza como locutorio el ojo de la llave de la puerta falsa.....
Era como un gran túnel, del cual no se distinguía sino la parte escasamente iluminada por la boca. El fondo se perdía en la indeterminada cavidad fría de un callejón tenebroso.
Al atravesarla sentí el ruido que cerca producía la citada reyerta entre los licenciados y los suizos; oíase lejana algazara, y al extremo de largo callejón vi algunas mujeres que corrían gritando.
¡Que si quieres!... Echamos a andar por aquel pasillo de baldosines rojos, al cual yo llamaría calle o callejón por su magnitud, por estar alumbrado en algunas partes con mecheros de gas y por los ángulos y vueltas que hace. De trecho en trecho encontrábamos espacios, que no dudo en llamar plazoletas, inundados de luz solar, la cual entraba por grandes huecos abiertos al patio.
Estaban en el peor sitio del Mediterráneo, donde se encuentran los vientos procedentes del callejón del Adriático, de las estepas del Asia Menor, de los desiertos africanos y del portillo de Gibraltar, mezclando tempestuosamente sus corrientes atmosféricas.
Subía el rumor soñoliento de los campos hundidos en la sombra: las estrellas parpadeaban intensamente en el cielo invernal, como si el frío aguzase su fulgor. El mozo salió de la plazoleta, y volviendo la esquina del edificio viejo, anduvo por el callejón que quedaba entre la casa y una fila de compactas chumberas.
Palabra del Dia
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