United States or Barbados ? Vote for the TOP Country of the Week !


Al llegar al arroyo de Butarque, Miquis creyó oportuno distraer a su compañera de viaje, porque, realmente, ¿a qué conducía aquel llorar continuo, si nada podía remediarse? Sentados uno junto a otro, callaron largo rato, él contemplativo, dolorida ella. Miquis canturriaba entre dientes. Isidora cuidaba de ocultar sus pies para que Miquis no viera lo mal calzados que estaban. «Isidora... ¿Qué?

3 Y respondiendo Jesus, habló a los doctores de la ley y a los fariseos, diciendo: ¿Es lícito sanar en sábado? 4 Y ellos callaron. Entonces él tomándole, le sanó, y le despidió. 6 Y no le podían replicar a estas cosas. 7 Y observando cómo escogían los primeros asientos a la mesa, refirió una parábola a los convidados, diciéndoles:

Vosotros no habéis estudiado la cosa, no habéis trabajado por la cosa, no habéis estado en calabozos, no habéis comido ratas desabridas... Se trata de un organismo; ¿sabéis lo que es un organismo?». Ambos callaron. Creían que se trataba de un organillo; pero no se atrevían a decirlo. «Este dice también añadió el denunciador sin poder contener la risa que quiere ser célebre. ¡Célebre!

Los animales del patio callaron medrosos, ocultándose en lo más profundo de sus viviendas. Pareció que se inmovilizaba la vida en todo el barrio. A impulsos del dolor, el mestizo había arrojado al caburé contra el suelo de la jaula, huyendo luego hacia la calle.

Salieron del goteroso Pazo cuando ya anochecía, y sin que se lo comunicasen, sin que ellos mismos pudiesen acaso darse cuenta de ello, callaron todo el camino porque les oprimía la tristeza inexplicable de las cosas que se van. Debía el sucesor de los Moscosos andar ya cerca de este mundo, porque Nucha cosía sin descanso prendas menudas semejantes a ropa de muñecas.

Joaquín siguió algunos minutos hablando de aquellas bromas y se despidió. ¡Pobre diablo! dijo Mesía. Es pesado como un plomo. Callaron. Vegallana miraba de soslayo a su amigo de vez en cuando. Don Álvaro iba pensativo. Aquel silencio era de esos que preceden a confidencias interesantes de dos amigos íntimos.

Pero ambos callaron, suspensos de la música de Zoraida, que se hallaba en uno de sus momentos de exaltación. El motivo de Beethoven jugaba con cierta gracia infantil, sus frases líricas parecían caminar sobre el teclado, frescas, ligeras, y acariciaban el oído sin despertar inquietud.

36 Y pasada aquella voz, Jesús fue hallado solo; y ellos callaron, y por aquellos días no dijeron nada a nadie de lo que habían visto. 37 Y aconteció al día siguiente, apartándose ellos del monte, gran multitud les salió al encuentro. 38 Y he aquí, un hombre de la multitud clamó, diciendo: Maestro, te ruego que veas a mi hijo; que es el único que tengo;

Las turbas no tardarán en invadir esta casa para saquearla... No perdonarán a nadie. Mostrémonos dignos, aceptemos el martirio...». Se le atravesaba algo en la garganta... Callaron todos, atendiendo a los ruidos que en los pasillos de la ciudad sonaban y en el patio. Gran zozobra reinaba en toda la casa. Los vecinos salían a las puertas a saber noticias y a comunicarse sus impresiones.

Y yo soy el único varón que queda en la familia; soy el inútil, el viejo, el que no sirve para nada. ¡Ah, miseria!... Todos callaron, comprendiendo que la desesperación y la vergüenza de este hombre, que parecía llorar sobre las ruinas de una vida sin objeto, exigían el silencio. Novoa movió la cabeza como si aprobase sus palabras.