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Actualizado: 26 de junio de 2025
Yo carezco de su fe: no soy alemana y me repugna ser espía... Siento vergüenza al considerar mi vida actual; pienso todas las noches en el resultado de mis abominables trabajos; calculo el empleo que pueden dar á mis avisos y mis informes; veo los buques torpedeados... ¿Cuántos seres habrán muerto por mi culpa? Tengo visiones: mi conciencia me atormenta. ¡Sálvame!... No puedo más.
A buena parte vienes. Verás cómo destruyo tus sofismas y mentiras. Verás lo que puede el cálculo de un cerebro lleno de luz... ¡Con que yo viudo! Lo mismo que mi tía, que me dijo ayer: «desde que enviudaste, pareces otro...». Me conviene hacerles creer que me lo trago.
Aquel dinero le quemaba los dedos, pensaba él, o debía quemárselos. La verdad era que la operación material de contar el dinero la hizo con bastante tranquilidad, muy atento sólo a no equivocarse, como solía; porque el reducir aquello a miles de reales, le parecía cálculo superior a sus fuerzas ordinarias. D. Benito le dejaba hacer, estupefacto, o tal vez por el gusto de amateur.
Calculó, pues, en esta ocasión, que rendirse sin condiciones no era triunfo, sino derrota; que podría suceder que el Conde, verdadero triunfador, volviese a doña Beatriz, ocultándole una infidelidad efímera o pidiéndole perdón de su culpa. Sólo con pensarlo temblaba Elisa de despecho.
Don Serapio, va usted a cantar..., va usted a cantar... la romanza Lontano a te dijo, desplegándola sobre el atril. ¡Oh, por Dios! Es demasiado sentimental, y estas señoras no están ahora por el romanticismo... Al contrario, don Serapio exclamó una de las señoritas de Delgado , las mujeres, en esta época de interés y de cálculo, somos las que debemos rendir culto al sentimiento y al corazón.
Sería, pues, muy feo de parte de ella abusar de la generosidad de usted para satisfacer su ambición o su vanidad casándose por cálculo, y también sería muy tonto, porque el cálculo estaría mal hecho. Lo mejor y lo más discreto es que ustedes no se casen y que nadie sepa que ha dado usted este paso.
Calculo que gastó cuanto poseía. Un día, por este invierno hará seis años, Juan vino a mi cuarto interior, se sentó en mi sofá, como lo ven ahora en aquel sillón, y luego ya jamás volvió a moverse por sí mismo, herido como por un rayo y sin darse cuenta de lo que le ocurría.
A las cinco comenzaba el santo Ejercicio, y a las cinco y siete minutos calculó ella muy bien su entrada, para que fuese de todos vista.
El cálculo de las tías respecto al matrimonio de Ana no se había modificado a pesar de la gran hermosura de su sobrina. Por guapa no se casaría con un noble; era preciso abdicar, dejarla casarse con un ricacho plebeyo. Entre tanto, se necesitaba mucha vigilancia y tener advertida a la niña. En el gran mundo de Vetusta decía doña Anuncia es preciso un ten con ten muy difícil de aprender.
Imaginó, por último, Elisa, que le iba sucediendo con el Conde lo que al pastorcillo embustero de la fábula, que gritaba: «¡Al lobo! ¡Al lobo!» cuando el lobo no venía, y que una vez que el lobo vino, no le valió gritar «¡Al lobo!» porque los que podían socorrerle no dieron crédito a sus gritos. Elisa calculó que el Conde no acudía al reclamo, temeroso de nueva burla.
Palabra del Dia
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