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Actualizado: 6 de junio de 2025
Burlando burlando desgarra él mismo su obra; se deplora que así lo haga, pero con un pincel poético, que se asemeja á una varita mágica, evoca en un instante á nuestra vista un nuevo edificio más bello que el anterior; nos arrebata en sus escenas, más seductoras la una que la otra, y de placer en placer y de sorpresa en sorpresa, nos obliga, contra nuestra voluntad, en vez de irritarnos contra él, á agradecerle el goce que nos proporciona.
No era una madre dolorosa. La madre no abandona á su hijo: renuncia á todas sus vanidades por él; abdica su presente y su porvenir, como si no tuviese más vida que la de este pedazo de su propia carne; le da el jugo de sus pechos y todas sus horas; sigue minuto por minuto su desarrollo, batiéndose con la enfermedad, burlando al peligro; no espera para amar el esplendor de la adolescencia triunfante... ¡mientras que la otra!...
Tengan calma, porque si no me veré en el caso de llamar a una pareja. ¡El talonario, el talonario! chillaba Jacinta, dando también palmadas. Paciencia, paciencia. No tengo aquí el talonario. Está abajo, en el escritorio. Luego... ¡Bah!... ¡se está burlando de nosotras!... No, no dijo Guillermina con ardor , ya no puede volverse atrás. Yo no me voy ya sin la firma.
En cambio, si el orden establecido se conserva y se cuida de que nadie se haga rico burlando el Código Penal, todos trabajarán y se ingeniarán decentemente, por donde crecerán la riqueza y el bienestar; y los ricos serán más ricos y serán más, y los pobres serán menos pobres y menesterosos; y llegará el día, allá en lo por venir, en que los pobres estén mejor tratados que los ricos de ahora.
Le habían dicho que le estaban burlando, y dentro de pocas horas iba a verse entre la vida y la muerte, entre el amor y la traición. Así lo creía al menos. Cuando salió Pepe Vera de la alcoba de María, esta desgarró las guarniciones bordadas de las sábanas; riñó ásperamente a Marina, lloró; después se vistió, mandó recado a una compañera de teatro y se fue con ella a los toros.
En cambio tiene usted la gratitud y el amor de muchos. ¿Abatirme? ¡Eso no! replicó en un arranque de energía. ¡Eso no! Nadie me verá rendido. Al contrario: altivo, con soberbia dignidad. Por eso no me quieren. Tomé la pluma, y burla burlando le puse de oro y azul. Mandé a «El Montañés» tres comunicados de chupa y daca. Hijo: mi hombre vio lumbre, y gritó, pateó, rabió.
Y ni yo la tenía ni sabía quiénes eran. Comenzó el marido a quererse informar del parentesco por menudo. Yo, porque no me cogiese en mentira, hice que me salía de enojado, votando y jurando. Tuviéronme, diciendo que no se tratase más de ello. Yo, de rato en rato, salía muy al descuido con decir: ¡Joan de Madrid! ¡Burlando es la probanza que yo tengo suya!
Cacambo, tu te estás burlando: ¿cómo quieres que tal crea? Señor amado, replicó Cacambo, vm. de todo se pasma. ¿Porqué extraña tanto que en algunos países sean los ximios favorecidos de las damas, si son quarterones de hombre, lo mismo que yo quarteron de Español?
Oíale todo esto el rey Buby embobado, extendiendo de cuándo en cuándo maquinalmente la manita, para cogerle por el rabo. Mas Ratón Pérez, con una oscilación rápida y ceremoniosa, ponía el rabo de la otra parte, burlando así el intento del niño, sin faltar en nada al respeto debido al Monarca.
Cinco minutos después, otra de las conspiradoras dijo, recogiendo el dedal que se le había caído: A mí no me gustan las rosas blancas. ¿Qué significa esto? gritó entonces Rosa Mística, cuyo ojillo negro brillaba como un fanal . ¿Se están ustedes burlando de mí? No me gustan las rosas del pitiminí dijo una de las más chicas, ocultándose inmediatamente debajo de la mesa.
Palabra del Dia
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