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472 El que vive de la caza a cualquier bicho se atreve, que pluma o cáscara lleve, pues, cuando la hambre se siente, el hombre le clava el diente a todo lo que se mueve. 473 En las sagradas alturas esta el Maistro principal que enseña a cada animal a procurarse el sustento, y le brinda el alimento a todo ser racional.

El comercio secunda estas iniciativas prestándose á la obra con que el agricultor le brinda, aunque cegado por la avaricia neutraliza una gran parte de las energías productoras. La industria se asimila los adelantos más adecuados á la perfección y bondad de sus productos, viendo su importancia restringida en la parte de fabricación por la especial constitución geológica del país.

Entregose con rabia, con pasión desenfrenada a los placeres que brinda Madrid a una joven forastera, rica y hermosa. Vivió dos meses en la embriaguez de los teatros, de los paseos en coche, de los grandes saraos y conciertos. Acometida súbito de una alegría nerviosa, parecía feliz enmedio del ruido y el tumulto de la sociedad, donde empezó a conocérsela por el sobrenombre de la Africana.

»Madrid como pueblo tolerante y centro de placeres para todos los gustos y para todas las inclinaciones, ya sabes, por mis relatos, lo que me promete. Aquí, según lo que me ha pasado, todo el mundo puede hacer lo que más le acomode, sin perjuicio del prójimo, por supuesto; pero es á trueque de romperse el alma con todos y cada uno de los que opinen de otro modo: esto es lo que yo ignoraba y lo que menos me conviene. En una palabra, para que yo viviera á gusto y disfrutara de todos los placeres con que brinda Madrid á los desocupados, sería preciso que olvidase todas mis costumbres y se cambiasen las condiciones de mi naturaleza: esto es tan imposible como que yo vuelva á leer un artículo de fondo, después que cómo y por qué se escriben. No por ello me pesa el viaje, pues te he dado un abrazo y he conocido lo que vale el inculto rincón de mis mayores, trocándole por la civilización.

»¿Y por qué no? ¿Qué destino me espera en el mundo? ¿puedo aspirar acaso a la dicha de tener una familia? ¿qué mujer me aceptaría por esposo? ¿de quién puedo esperar ser amado? La vida religiosa me brinda el reposo y la calma; conviene a mi carácter tranquilo y dado al estudio; ella no nos separará.

Cuando el duque se despidió, María habló al oído a Stein y le dijo con la mayor precipitación: Nos iremos; nos iremos. ¡Y qué! ¿La suerte me llama y me brinda coronas, y yo me haría sorda? ¡No, no! Stein siguió tristemente al duque. Cuando entraron en el convento, la tía María preguntó a este, que trataba con mucha bondad a su enfermera, ¿qué tal le había parecido su querida María?

La mayoría de los oyentes sostuvo que Rafaela desentonaba y daba feroces gallipavos, y las damas severas y virtuosas y los honrados padres de familia clamaron contra el escándalo, e hicieron que su pudor ofendido tocase a somatén. El resultado de todo fue una espantosa silba, acompañada de variados proyectiles, con los que en aquel fecundo suelo brinda Pomona.

Si optas por la pesca, el río te brinda con anguilas, truchas y hasta exquisitos salmones. ¿Eres herborizador? Trepemos al monte de Caldas, y encontrarás plantas de todos los climas, inclusos el y el tabaco. ¿Quieres flores?

Un pequeño campo le provee de arroz para su morisqueta; el río le brinda con la riqueza de sus pescados; el coco, le ayuda con las múltiples aplicaciones de sus hojas, sus jugos y sus fibras; el chile, fortifica su organismo; las hebras del abacá, cubren su cuerpo; las esbeltas cañas y los trepadores bejucos, le dan albergue; los verdes nipares, bebidas alcohólicas; y por último, refrescan su sangre los poéticos tamarindos.

Respecto á la importancia de las islas como cuestión política nos extenderemos poco, pues solo con decir que encontrándose situadas lejos de estrechos, cualquier barco puede establecer su demora fuera de sus horizontes, y aun hacer aguadas y tomar puerto, puesto que los tienen en muchas de las islas del Norte que están deshabitadas y en el numeroso grupo que al Sur forma el Archipiélago carolino, en el cual no solamente se encuentran buenos y seguros lugares para el anclaje, sino que también puede recorrerse las islas sin ningún género de temor, pues el carolino á más de ser completamente inofensivo, es muy servicial y brinda al que llega hasta su tosca choza con cuantos recursos dan sus bosques y cuantos servicios están á su alcance.