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Actualizado: 27 de mayo de 2025
Lo había visto en las paradas de Berlín, y también le pareció cambiado, como el del día anterior. Quedaba en él muy poco de la brillantez sombría é imponente, de la tiesura muda y jactanciosa, que hacían llorar de admiración á sus cuñados. La guerra, con sus realidades, había borrado todo lo que tenía de teatral el formidable organismo de muerte. Los soldados se mostraban sucios y cansados.
Cediendo tu fiereza en mi seno estreché con embeleso tu celestial cabeza... ¡Y el último fulgor de tu pureza partió con el rumor del primer beso...! Ya se ha borrado la estela que bordaba aquella nave, que al impulso de su vela, sobre los abismos rueda ráuda y gentil como el ave.
Eran aves de paso que detrás de su invernaje no dejaban otra huella que la del recuerdo. Ni siquiera pudo saber Jaime con certeza qué habitación había sido la suya. Las reformas realizadas en el convento habían borrado todo vestigio.
El palacio de Gritti, próximo al puente de Rialto, en su mayor parte de mármol, admirable. Este palacio, como otros muchos que hay hácia el fin del Gran Canal, tiene por fuera, en sus paredes, nada ménos que frescos del inmortal Ticiano: las lluvias, el tiempo y la incuria, han medio borrado los sublimes toques del gran maestro.
Gracias, Tristán, gracias repuso don Germán a su vez conmovido y apretándole la mano fuertemente . Ya somos hermanos, y puesto que el parentesco ha borrado la diferencia de edad llamémonos de tú en adelante. Como tú quieras dijo Tristán devolviéndole con creces su apretón . No olvidaré jamás tu generoso proceder y que te debo la felicidad. Se separaron.
Tiburcio era un hurón para descubrir y acosar su presa, por muy borrado que el rastro quedase en la pista y por muy oculta que fuese la madriguera.
La embriaguez sagrada, á que contribuia la efervescencia de la savia juvenil de los lectores, ha pasado. El díctamo consolador que destilaban sus páginas no tiene ya la misma virtud: sin embargo, el rastro luminoso de la idea que le dió vida, la vibracion de aquella palabra reveladora, no se ha borrado del todo de la mente y la perciben aun los sentidos.
Toda su admiración era para las nurses del ejército inglés, damas enjutas, de nervioso vigor, que aparecían retratadas en los periódicos con pantalones, botas de montar y casco blanco. Julio la oía con asombro. ¿Pero aquella mujer era realmente Margarita?... La guerra había borrado su graciosa frivolidad. Ya no marchaba como un pájaro.
Su renacimiento venía de más lejos que el de Miguel. Se olvidó de lo que la rodeaba. Sus ojos continuaron abiertos, pero se habían borrado de ellos el mar, el cielo dulce del ocaso, hasta las ramas de pino que formaban un dosel silvestre sobre sus cabezas. De pronto volvió á contemplarlo todo, encorvándose al mismo tiempo para repeler al hombre.
El respeto me impedía desplegar los labios. Llegamos por fin a las habitaciones de Bringas. Comprendimos que habíamos pasado por ella sin conocerla, por estar borrado el número. Era una hermosa y amplia vivienda, de pocos pero tan grandes aposentos, que la capacidad suplía al número de ellos.
Palabra del Dia
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