Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 6 de junio de 2025


Pero esas mujeres de tan completa hermosura, carecen, en general, de esa vida en la mirada, ese fuego en la sonrisa, esa poética expresión reveladora del alma y del sentimiento, que constituyen la belleza.

La embriaguez sagrada, á que contribuia la efervescencia de la savia juvenil de los lectores, ha pasado. El díctamo consolador que destilaban sus páginas no tiene ya la misma virtud: sin embargo, el rastro luminoso de la idea que le dió vida, la vibracion de aquella palabra reveladora, no se ha borrado del todo de la mente y la perciben aun los sentidos.

El «», a una proposición de matrimonio, cuando el proponente nos agrada, brota espontáneo, casi sin palabras; lo damos con los ojos, con el movimiento balbuciente de nuestros labios, oprimiendo con el nuestro el brazo del cual vamos asidas en el baile. Esta última actitud, oprimir el brazo, asirnos a él, suele ser la más corriente como reveladora de nuestro gozoso asentimiento.

Cierta noche Lafontaine vió en el teatro de la Porte-Saint-Martín á Frédérick Lemaitre, al gran Frédérick, romántico y enorme como Hugo, «y su alma dice Daudet, experimentó esa trepidación reveladora que sólo sienten los artistas y los amantes». Enrique Thomas se decretó un porvenir. Seré actor dijo.

Alababa la conducta de éste, siempre prudente, acogiendo con un silencio respetuoso las costumbres de la catedral, sin que se le escapase una palabra reveladora de su pasado; le enorgullecía la atmósfera de admiración que rodeaba a su hermano, el afán con que la gente sencilla del claustro escuchaba sus viajes, pero le apenaba la enfermedad de Gabriel, la certeza de que la muerte había puesto en él su mano, y únicamente por los cuidados de que le rodeaba iba retardando el momento de la posesión.

La idea del Demonio oculto en el cuerpo de aquella fascinadora cruzábale por la mente, y sentíase orgulloso de haber luchado con semejante enemigo, cual Jacob en las tinieblas; y ahora, a su vez, tomaba aquellas blancas manos de Dalila, aquellas manos de traición y de engaño, y, demandando la palabra reveladora, estrujaba unos con otros los dedos, sobre las duras sortijas; mientras ella, con los ojos bañados en lágrimas, miraba hacia lo alto, sin exhalar un gemido.

Al pobre Batiste, tan severo y amenazador, lo que más le dolía de todas sus desgracias era el desconsuelo de la pobre muchacha, falta de apetito, amarillenta, ojerosa, haciendo esfuerzos por mostrarse indiferente, sin dormir apenas, lo que no impedía que todas las mañanas marchase puntualmente á la fábrica, con una vaguedad en las pupilas reveladora de que su pensamiento rodaba lejos, de que estaba soñando por dentro á todas horas.

Tal vez fuera la noche, en cuyo seno vagaba borracho en todas las ciudades y a todas las horas; la noche, tan medrosa, tan aristócrata, tan reveladora, la que ponía en su corazón esas palabras ultrahumanas, tan únicas en su regia originalidad, tan perennemente emocionales.

Maltrana quiso hablar de la indigencia en que, había estado hasta entonces, pero la muchacha lo atajó. Que era pobre, ¿y qué? Ya lo sabía ella. Muchas veces se había fijado en la voracidad con que comía en casa de su padre, reveladora de dolorosas escaseces. Pero era bueno, era sabio, y para ella el hombre más guapo del mundo.

No merece tanto, porque el hombre cuyo valer futuro descubrió ella en su amorosa visión profética, vale mil y mil veces menos que el que por esfuerzo de su reveladora inteligencia y de su enérgica voluntad ha duplicado o triplicado la grandeza del mundo conocido, y ha magnificado el concepto de la creación en toda mente humana.

Palabra del Dia

dermatológicas

Otros Mirando