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Actualizado: 28 de julio de 2025
¡Dios ayude al bolsillo de su majestad! ¡Otros diez años de cocinero, solo, triste, viejo!... ¡Otros diez años para reunir la décima parte de lo que me han robado! exclamó Montiño con desesperación. Y no habló una palabra más hasta llegar á las cocinas. Ni allí habló otras palabras, que las referentes al servicio.
El capitán, sereno, apacible, grandioso como un héroe de la antigüedad, rechazó aquella imputación y demostró hasta la saciedad que allí no cabía trampa alguna. ...A no ser añadió sonriendo mefistofélicamente que estuviera usted convenida conmigo para dejarme ver de antemano lo que tenía en el bolsillo.
Paliza diaria a la mujer; casi todo el jornal en su bolsillo, y los chiquillos descalzos y hambrientos, buscando con ansia las sobras de la cena de aquella cesta que por las noches se llevaba al horno. Aparte de esto, un buen corazón, que se gastaba el dinero con los compañeros, para adquirir el derecho de atormentarlos con sus bromas de bruto.
¡Quita, quita, adulador! dijo ella riendo. Ve aflojando el bolsillo, mamá dijo Venturita. ¡Lo ves! La pata de gallo de siempre exclamó iracundo el joven, volviendo la cabeza hacia su hermana, mientras ésta se reía maliciosamente sin levantar la suya del bastidor. Mucho has trabajado dijo Gonzalo en voz baja, sentándose al lado de su novia.
Y puso al catedrático sobre su pecho, aposentándolo en el bolsillo superior de su chaqueta, donde antes guardaba el pañuelo perfumado que había sido el asombro de las damas masculinas en el palacio del gobierno.
En el bolsillo de su levita se encontró la declaración de Lea probando la inocencia de Jacobo, que fué enviada á la embajada francesa por la policía de Londres. Vesín marchó á París, á fin de activar la revisión del proceso. Los Harvey en su yate y Marenval, Tragomer y la familia de Freneuse en el Magic, se habían dirigido á Cowes.
Cuando yo dormía en casa de Poenco, fue allá y me sacó las llaves del bolsillo... No podía haber sido otro. ¿Le viste tú entrar? Sr. D. Diego, quiero ver a la señora condesa para hablarle de un asunto que a esta familia, lo mismo que a la de Leiva, importa mucho. ¿Tendrá la señora la bondad de recibirme?
Y se llevaba la mano al bolsillo, acariciando el revólver invicto que había estado próximo a salvar la ciudad, repeliendo él solo toda la invasión. El contacto del cilindro del arma pareció comunicarle nuevos bríos. ¡Ea! se acabó. Haré lo que buenamente pueda para quedar bien, como un caballero que soy. Pero no me caso, ¿lo entiendes? No me caso... Además, ¿por qué he de ser yo el culpable?
Tres días hacía que el zagal de la Braña estaba en Canzana, cuando un vecino que había ido á la Pola á pagar la contribución entregó al tío Goro una carta que había para él en la estafeta. Era de Demetria. El tío Goro la tomó gravemente y se la metió en el bolsillo.
¿En tu bolsillo? ¿Y porqué? Porque es espantoso. ¡Buena razón! ¿A quién se ha visto llevar el sombrero en el bolsillo? No se viaja sin sombrero, hijita. Póntelo pronto, en tanto que yo hago registrar tu equipaje.
Palabra del Dia
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