Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 28 de mayo de 2025
Madre é hija en el momento que hemos pasado de la escala á la caída, dan la última mano á una de las mesas de viandas y dulces. En las fiestas que describimos no hay sala de buffet ni una sola mesa. Todos los sitios de la casa son comedores. En la cerca comen los músicos; en la antecocina, el lancape se convierte en mesa para los batas y demás gente menuda. En la caída el lujo mejora notablemente.
Ventura operó una revolución, vistiéndose desde por la mañana con trajes nuevos y adecuados a aquella hora. No se la sorprendía jamás, ni aun en el retiro de su gabinete, sin todos los adminículos y adornos propios de la ocasión. Sus batas de seda de color siempre apagado, sus cofias de encaje nunca vistas hasta entonces, sus babuchas de terciopelo, eran el pasmo de la población.
Anda, hija mía... No te mojes mucho... No te pongas al sol... No batas demasiado la ropa contra la piedra... No gastes mucho jabón. Y allá va Flora camino del río con mucho más peso en la cabeza que las damas que pasean sus sombreros dernière creation por el Retiro, pero acaso con menos en el corazón.
Se conose que el señó, al gorver a casa luego de visitar a su doña Sol o doña Demonios, nos encontraba muy fachas a su mamita y a mí con nuestros mantones y nuestras batas, como toas las hijas de la tierra.
¡Qué atrocidad!... ¡Programa! gritó don Víctor : al teatro dos veces a la semana por lo menos; a la tertulia de la Marquesa cada cinco o seis días, al Espolón todas las tardes que haga bueno; a las reuniones de confianza del Casino en cuanto se inauguren este año; a las meriendas de la Marquesa, a las excursiones de la high life vetustense, y a la catedral cuando predique don Fermín y repiquen gordo. ¡Ah! y por el verano a Palomares, a bañarse y a vestir batas anchas que dejen entrar el aire del mar hasta el cuerpo... ea, ya sabes tu vida.
Cecilia los vió partir y se puso a rondar el cuarto de su cuñado sin atreverse a entrar. Este, al salir en busca de Pablito, se la tropezó en el pasillo, que estaba medio a obscuras. La joven le cogió repentinamente la mano, se la apretó con fuerza, y clavándole una mirada anhelante, le dijo: No te batas, Gonzalo.
Las tres, envueltas en sus batas de verano, destacábanse en la obscuridad como inmóviles estatuas. Las niñas pensaban en su porvenir, que adivinaban confusamente; presentían que desde aquel momento comenzaba para ellas una era nueva, en que no todo serían alegres risas e indiferencia para el día siguiente. Los pensamientos de doña Manuela aún eran más obscuros.
Todo lo ves cambiado, todo lo ves equivocado; el tartán se te antoja seda, y este color pardo sucio te parece grosella... Pues yo juraría... No jures, hijito, que es pecado... ¡Batas de seda...!, qué más quisiera yo... Y salió prontamente. En el Camón mudó la bata que tenía puesta por otra muy vieja, que era la que generalmente usaba...
En cambio en la cuarterona es muy común encontrar tipos que no solamente no usan chinelas, sino que aun dentro de casa están oprimidas con el corsé y las botitas; cuarteronas que dicen no hablan tagalo, ni comen lechón ni morisqueta y que tienen cama en alto, suscripción á La Moda Elegante, batas encañonadas, pendientes largos y escote cuadrado.
Despechado Memnon se va á palacio con un parche en el ojo y un memorial en la mano, pidiendo justicia al rey del fallido; y encuentra en una sala á muchas damas, todas como peonzas al reves, con elegantes tontillos de veinte piés de circunferencia, y batas de treinta de cola. Una que le conocia algo, dixo mirándole al soslayo: ¡Jesus, qué horror!
Palabra del Dia
Otros Mirando