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Actualizado: 16 de mayo de 2025
Feliciana sólo quiso aceptar una naranja, la más hermosa, y los dos siguieron adelante, jugueteando ella como una niña con la pequeña esfera de color de fuego, haciéndola saltar entre sus manos. Acabó por abrir un agujero en ella y por chupar su jugo apretándola entre los dedos. Un chorro de ámbar descendió por la comisura de sus labios hasta la barbilla de graciosa redondez, endulzando su piel.
Tragomer, entonces, sacó un estuche de pinturas y postizos, hizo sentar á Jacobo y como si le estuviese pintando para un baile, le extendió en la cara un tinte de color de ladrillo. Después le pegó cuidadosamente algunos pelos rojos en la barbilla, y satisfecho de su obra, entregó á su amigo un espejito redondo, diciéndole: Toma. ¿Te reconoces?
Si algún pero se le puede poner está en la barba. Pues no lo he notado.... Graciosamente cortada, eso sí. Una barbilla preciosa, Roger. Sin embargo ¿no te parece que el conjunto hubiera ganado bastante con medio palmo más de bien poblada barba? ¡Ave María Purísima! Pero ¿de dónde has sacado tú que Tita tenga barbas? ¿Tita? ¿Quién habla de ella? ¿Pues de quién demonios estás hablando?
Volvieron á marchar por las calles solitarias ó á lo largo de los jardines públicos, cerrados á estas horas. Ella echaba su busto atrás, con la capa abierta, abandonándose sobre un brazo que sostenía su talle, ofreciendo la garganta en tensión, la barbilla prominente, el rostro casi horizontal, á una lluvia de besos.
Entonces, del rincón obscuro de las máquinas, cuya masa gigantesca surge del suelo detrás del armazón de las ruedas, se adelanta pausadamente una larga figura vacilante, cubierta de harina de pies a cabeza; aparece un rostro pálido, en el cual sólo se lee esa especie de estupidez que producen los años; una nariz ligeramente colorada que baja hasta la barbilla, unos ojos enfurruñados que se ocultan bajo gruesas cejas, y una boca que parece agitada por un movimiento eterno de masticación.
Físicamente tenía Baltasar mediana estatura, la tez fina y blanca, y de un rubio apagado el ralo cabello; pero la parte inferior de su fisonomía era corta y poco noble; la barbilla chica y sin energía, la boca delgada de labios, como la de doña Dolores.
Su blanca barbilla de chivo viejo estremecíase de entusiasmo al acariciar aquellas gargantas vírgenes que, según él, le pertenecían. «¡Todo por el arte!» Y esta divisa de su vida le hacía simpático al doctor Moreno. Ese Boldini quiere a mi Leonora como a una hija decía el médico cada vez que el maestro elogiaba la belleza y el talento de su discípula, profetizándola triunfos inmensos.
Juan se siente completamente desarmado frente a la joven y lo único que puede hacer es sonreír con expresión cohibida, diciendo: ¿Yo... incomodado? ¿Por qué? ¡Me parecía! Y alzando el dedo con ademán de amenaza, la joven agrega: ¡Oh! ¡Tendría que ver!... Después, con la barbilla hundida en el cuello, deja oír una leve risa. Es usted muy graciosa dice el militar un poco más sereno.
Erguía el enorme cuerpo dentro de sus envolturas de púrpura con gallarda arrogancia, como si en aquel momento se sintiera curado de la enfermedad que arañaba sus entrañas y de la insuficiencia del corazón, que oprimía sus pulmones. La cara gordinflona temblaba de gozo; los pliegues de grasa de su barbilla se estremecían sobre el roquete de blondas.
Francisca se acercó a mí y me levantó la cabeza cogiéndome por la barbilla. ¿Me quieres decir qué significan esas distracciones? me preguntó meneándome. La verdad es que no te conozco... Vamos, no me mires así, porque creeré que no tienes la conciencia tranquila... Por toda respuesta me eché a llorar sin poder más que decir débilmente: No sé lo que tengo... Creo que estoy enferma...
Palabra del Dia
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