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Actualizado: 17 de junio de 2025


Pero Lorquin había hablado con sobrada ligereza; después de recorrer doscientos o trescientos pasos por el valle, los cosacos se apretujaron como una bandada de estorninos, describiendo un círculo, y con la lanza en ristre y la cara casi entre las orejas de sus caballos se lanzaron a todo correr contra los guerrilleros, gritando con voz ronca: «¡Hurra, hurraFue un momento terrible.

Al principio se divirtió contemplando su propia imagen en un charco de agua; luego hizo pequeñas embarcaciones de corteza de abedul y las cargó de conchas marítimas, zozobrando la mayor parte; después se empeñó en tomar entre sus dedos la blanca espuma que dejaban las olas al retirarse, y la esparcía al viento; percibiendo luego una bandada de pajarillos ribereños, que revoloteaban á lo largo de la playa, la traviesa niña se llenó de pequeños guijarros el delantal, y deslizándose de roca en roca en persecución de estas avecillas, deplegó una destreza notable en apedrearlas.

Los más negros pensamientos caían sobre su alma, como se abate sobre un cadáver famélica bandada de grajos y a picotazos le destrozan y le comen. Por lo mismo que él, durante toda la vida, había sido tan formal, tan sereno y tan poco apasionado, extrañaba y deploraba ahora el verse presa de una pasión vehemente y sin ventura.

Millares de voces humanas lanzaron entonces un grito, como sólo hubiera podido concebirlo la imaginación de Dante; un grito que desgarraba las entrañas: hondo, lúgubre, prolongado. Los picadores se echaron con sus caballos y garrochas sobre el toro, para impedir que recogiese a su víctima. Los chulos, como bandada de pájaros, le circundaron también.

A la orilla de un arroyo Se vén veinte coraceros Dispersados en guerrilla Sobre caballos lijeros; Se ven al frente asomar Bajo los talas y seibos Que baña Santa Lucía Míl y quinientos guerreros; Y el denodado Campon Mandando los coraceros Con firmeza les repite: «Antes que rendirse... ¡fuégoLanzando grito salvaje Viene la tropa de siervos, Como una nube de polvo O una bandada de cuervos.

El dapo mariposa es de lo más fantástico que puede verse: es de largas y flexibles ramas, oscilando en cada una de ellas cientos de menuditas flores completamente blancas. Cuando el viento mueve las ramas y las miles de florecillas tiemblan bajo sus flexibles tallos, se asemejan á una bandada de blancas mariposas, revoloteando alrededor de un canastillo de verdura.

Su desconsuelo se manifestaba a cada instante, ya cuando encontraba una bandada que iba al colegio, con sus pizarras al hombro y el lío de libros llenos de mugre, ya cuando le salía al paso algún precoz mendigo cubierto de andrajos, mostrando para excitar la compasión sus carnes sin abrigo y los pies descalzos, llenos de sabañones.

Sentáronse en un banco; el doctor, entre ambos enfermos. Veían ante ellos el cielo frío, de nubes grises y pálidas, muy elevadas. Las tinieblas descendían. Lejos, por encima de los árboles del bosque, que se veía apenas, cerníase una bandada de grajos en busca de un lugar donde pasar la noche.

Hácia este periodo del año se advierten por los aires, á una altísima distancia, innumerables bandadas de grandes y pequeñas garzotas que se encaminan invariablemente de sud á norte, formando cada bandada dos hileras de la misma dimension, que unidas por un estremo representan la figura de un ángulo.

El militar paseo tenía por música, además del estruendo de las latas, el reír inmenso de la bandada, el pío pío mezclado de voces prematuramente roncas, y salpicado de esos dicharachos que, al ser escupidos de la boca de un niño nos recuerdan al feo abejón cuando sale zumbando del cáliz de la azucena.

Palabra del Dia

rigoleto

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