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Actualizado: 26 de mayo de 2025


¿Qué decís, don Francisco? exclamó el joven. Digo que Dorotea era una aventurera que quería perderos. ¿Perderme y ha muerto por ? Vos no comprendéis á ese animal que se llama hombre, á quien aventaja en ferocidad ese otro animal que se llama mujer. ¿Hubiérais vos creído que hubiese persona que para vengarse de otro se diese la muerte? No... eso es inconcebible.

Más claro: la prudencia aconsejó a las monjas no continuar manteniendo y enseñando a una señorita que era juntamente carga pesada y causa probable de responsabilidad; porque una de dos: o sus padres habían muerto y la niña iba a quedarse allí gratis para siempre como flor olvidada, y flor que costaba más que una victoria regia cultivada en Europa, o dichos padres, por no poder confesar que lo eran, se desentendían de ella, y en tal caso, ¿quién iría a recogerla... y pagar? ¿Se presentaría tal vez preguntando por Valeria una señora falsificada, una aventurera despreciable, una... o lo que fuera peor, un juez?

Un capitán con vagas noticias de una tierra nueva encontraba siempre un cura poseedor de ahorros, un escribano ávido, un hidalgo capaz de vender sus terruños, que se asociaban con él para la aventurera empresa, facilitando capitales con los que se adquirirían barcos, armas y víveres. El rey sólo daba su licencia, reservándose a cambio de ésta el quinto de las ganancias.

Ya he dicho a usted que no amo ahora a ninguna mujer casada. Me han dicho que estás en relaciones con la mujer de un empleadillo en Hacienda, con una aventurera que va a casa de la Condesa de San Teódulo. Madre, los que tal han dicho mienten. Ni yo estoy en relaciones con esa mujer, ni esa mujer es una aventurera.

Uno de los más temidos valentones que á fines del siglo XVI había en Sevilla, donde tantos se encontraban, era Gonzalo Xeniz, cuya vida aventurera y ladronesca pudiera ser objeto de un libro.

El medio del asesinato ha sido Francisco Martínez Montiño, cocinero mayor de su majestad, por instigación de los tales don Francisco y don Juan, y el lugar del asesinato donde, si se busca bien, se encontrará el cadáver del dicho sargento mayor, la casa de doña Ana de Acuña, aventurera y manceba á un tiempo del duque de Uceda y del difunto, en la calle de Amaniel.

Los informes recogidos en todas partes sobre él, demostraban que éste era su carácter. Poseía esa manera tranquila y fría del hombre que ha vivido a fuerza de aguzar su ingenio, y en este asunto parecía que su ingeniosidad, aguzada aún más por su vida aventurera, iba a tener que enfrentarse y luchar con la mía.

Presentía el porvenir: adivinaba que iba á serte fatal. ¿Cómo podía unirse una vida recta y franca como la tuya con mi existencia de aventurera mezclada en tantos compromisos inconfesables?... Pero te amaba. Quise salvarte con mi alejamiento, y á la vez tuve miedo de no verte más.

Se puede ser un gran argonauta descubridor de tierras y un pésimo gobernante. Hay, además, que tener en cuenta las ilusiones que había fomentado en todos los que le siguieron en el segundo viaje, gente aventurera, levantisca y ansiosa de enriquecerse. Iban a las minas del rey Salomón, a Ofir, a Cipango; no había más que agacharse para recoger bolas de oro.

Eso es... No se sonrió Leto en aquella ocasión como en otras idénticas oyendo las especiales homilías de su padre, acaso porque estaba distraído en otras meditaciones, o quizá porque abundaba en las mismas ideas del predicador... Lo mejor fue para todos que, rebosándole al hijo de don Adrián los deseos de que estaba henchido, y siendo bien notorios también los de don Claudio, depusieron sus escrúpulos los Bermúdez, y volvió a restablecerse en Peleches la vida aventurera y divertida de las primeras semanas.

Palabra del Dia

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