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Actualizado: 17 de mayo de 2025


Eran tan fieras, que Mario al verlas volvió la cabeza con espanto. Sin embargo, pudo vencerse y dijo esforzándose en dar a su voz una inflexión natural: No te asustes, mujer, que eso no vale nada. Tu madre y tu hermana me habían asustado. ¿Verdad, doctor, que eso no es nada? ¡Mario! ¿Eres , Mario? gritó la niña. ¡No te veo, Mario!... ¡No te veo!... ¡no te veo!

Si ellas quieren de verdad que no entre en sus dominios contrabando ni matute, no es menester que asustes ni que mates a los contrabandistas y matuteros. Y si ellas quieren contrabando o matute le habrá aunque mates a docenas a los matuteros y contrabandistas. No puede ser el guardar a una mujer: ha dicho no qué sabio, y con sobrada razón a lo que entiendo.

Viene con Pepita y con Concha y Eugenia... Es el primer domingo que viene después de la muerte de su hermano... ¡No te pongas así, niña!... No te asustes... verás, yo lo voy a arreglar todo. Asunción, en efecto, había empalidecido y estaba clavada e inmóvil en la silla como una estatua.

Que no esté sentada todo el día; que camine; que se mueva; que salga por aquí, que vaya a la salita. La inmovilidad es perjudicial; que ande, que camine hasta donde pueda. Pronto será completa la parálisis. Don Crisanto me vió tan apenado, que me puso una mano en el hombro y me dijo cariñosamente: Muchacho, no te asustes, no te acongojes.... Y, vamos, dime: ¿qué tal andamos de dinero?

¡Petra! ¿qué marcha Petra? , él me ha encargado de despedirla; dice que es insolente, que te trata mal.... ¡Dios mío! ¿ha notado él?... , boba, pero no te asustes... él lo toma... por donde no quema.... Mesía explicó a la Regenta el caso. La había enterado de todo y de mucho más. Las tentativas del mísero don Víctor eran para la Regenta, gracias a las calumnias de Álvaro, delitos consumados.

¡Bellacos! ¡Fátuos! ¡Presumidos! exclamó. ¿Quiénes son ellos? ¿Qué obra los acredita para darla de sabios y de críticos? Les perdono las ofensas. Lo único que no puedo perdonar es la ingratitud. ¡No les temas! ¡No te asustes! Escribe, muchacho; ¡escribe, y que rabien!

¡Insolente! Aún se atreve á disculparse. En verdad, esto es más de lo que puede sufrir mi débil constitución dijo la otra arpía. Paulita, no te asustes: procura tomar esto con indiferencia, que puedes agravarte. ¡Dios mío! ¿Cómo lo he de decir? exclamó Clara con la mayor amargura. ¿Qué haré, qué diré para que me crean? ¿A quién me volveré? Yo no quiero vivir así.

¡Mi papá! exclamó Andresito con terror infantil, como si temiese una mano de azotes por la travesura. Calla, memo, no te asustes. Yo «distingo» más que , y creo que nuestro noviazgo es ya pan comido para la mamá y tu padre. ¡Entonces...!

»P. S. Ahora acaban de echarme El Imparcial por debajo de la puerta, y veo que reproduce mi artículo, y añade que «no ha podido menos de motivar comentarios muy vivos». »¡Qué terrible es esto, Pepita!» »Pepita: Todas las noches le doy cuerda a mi relojito antes de acostarme. Cuando estaba ahí le daba cuerda a las diez; ahora se la doy a las dos de la madrugada. No te asustes.

¿Pero me tienes por bobo?... ¡Ay! Nelilla, estoy rabiando. Yo no puedo vivir así, yo me muero en las minas. ¡Córcholis! Paso las noches llorando, y me muerdo las manos, y... no te asustes, Nela, ni me creas malo por lo que voy a decirte: a ti sola te lo digo. ¿Qué? Que no quiero a mi madre ni a mi padre como los debiera querer. Ea, pues si haces eso, no te vuelvo a dar un real.

Palabra del Dia

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