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Actualizado: 20 de junio de 2025
La réplica era viva y el P. Fernandez se sintió cogido. Miró á Isagani y le pareció gigantesco, invencible, imponente, y por primera vez en su vida creyó ser vencido por un estudiante filipino. Se arrepintió de haber provocado la polémica, pero era tarde. En su aprieto y encontrándose delante de tan temible adversario, buscó un buen escudo y echó mano del gobierno.
No sabemos si después de haber profesado se la pasó el despecho, y se arrepintió de haberse apartado de un mundo, para encerrarse en otro. Ella no lo dijo á nadie. Al profesar, por una antítesis violenta con su carácter, tomó el nombre de María de la Misericordia. Desde que fué monja, empezó á conspirar por su cuenta y á sostener sus conspiraciones con su dinero.
Sus labios se movían apenas, como si temieran dejar adivinar en sus contracciones las palabras deslizadas suavemente. Robledo se arrepintió de su curiosidad al ver la rápida mirada que le dirigía Fontenoy, mientras continuaba hablando á Elena, puesta de espaldas á la puerta. Esta mirada volvió á emocionarle como la otra.
¡Salir! exclamó la mística tan asustada, que Clara se arrepintió del consejo ¡Salir! y ¿á dónde? Pues ... quiero decir ... que usted debe procurar ... pues.... Cuando se está mucho tiempo encerrada en la casa, la salud se quebranta ... así es que ... siempre es bueno ... salir un poco....
Un tal Gabriel Cornejo dijo Montiño dominado por doña Clara. ¿Y quién es ese hombre? dijo doña Clara poseída de un terror instintivo. Montiño se arrepintió de haber pronunciado aquel nombre, y no se atrevió á contestar. ¿Quién es ese hombre? repitió con energía doña Clara. Es... un pobre diablo... un prendero del Rastro... contestó tartamudeando Montiño.
Sin embargo, cuando Clara, que salía siempre a despedirle, cerró la puerta, cuando bajó los primeros escalones, un pensamiento lúgubre atravesó su cerebro: «¡Si ese chico me matase!» Quedó un instante inmóvil y tuvo intenciones de volverse y besar a su hijo y a su esposa con más efusión de lo que lo había hecho. Pero se arrepintió inmediatamente comprendiendo el efecto que esto causaría a Clara.
Por favor, Carmen, sólo tres líneas, para sacarme la curiosidad de lo que ha pensado ahora, sobre la vuelta de José Luis... De pronto se arrepintió de haber venido ese día. Tengo miedo, murmuró, ella podría aparecer, sorprendernos... Oye, creo que ha entrado alguien; están hablando. Se levantaron, pero Carmen oprimiendo contra su pecho el diario abierto.
Inmediatamente se arrepintió, como si acabase de aprobar algo que le parecía absurdo. Empezó á reir Elena, olvidando con una facilidad asombrosa las angustias del presente. Yo siempre he adorado los viajes dijo con entusiasmo . Montaré á caballo, cazaré fieras, arrostraré grandes peligros. Voy á vivir una existencia más interesante que la de aquí; una vida de heroína de novela.
Pero se arrepintió al fijarse en el rostro de Federico, procurando justificar su tono agresivo. Tu Elena es... la culpable en gran parte de la situación en que ahora te encuentras. Ella te hizo conocer á Fontenoy, ¿No es así?... Por ella firmaste documentos que representan tu deshonra profesional. Federico bajó la cabeza; pero el otro todavía quiso insistir en su agresividad.
Se arrepintió de haber dejado olvidado en el hotel Trafalgar un puñal corso, joya terrible, que en todos lados colocaba sobre el ábaco de la chimenea. La hoja era azul como el muelle de un reloj, larga y flexible como la ballena de un corsé; la empuñadura era de ébano con incrustaciones de plata, y la vaina de platino grabado.
Palabra del Dia
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