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¡Si era eso así, entonces el extraño secreto de Burton Blair era mío al fin! Manifesté mi sorprendente y súbita idea, y la cara tostada del anciano se iluminó con una sonrisa triunfante, exclamando: Arregle las cartas y haga la prueba.

Solamente arreglé mi conducta mirando a procurar un apartamiento continuo, suave, que podía, acaso, llevarnos a establecer entre nosotros acuerdos más tibios y pacificarlo todo sin demasiado sacrificio.

Una vez en casa, arreglé mis cuentas de la semana y mandé que me prepararan un grog. Esa fue toda la fiesta que hice. Al día siguiente, llega Lotario Pütz, de uniforme. Siempre de servicio, muchacho? le pregunto. Mi dimisión no ha sido aceptada todavía responde mirándome con ojos atravesados, como si yo fuera la causa de todas sus desgracias.

La buena señora se pone nerviosa y triste siempre que le hablan de este pleito y de tu prisión». «Muñoz y Nones dijo la señora a mi suegro , yo quiero que usted arregle esto. Tómelo usted por su cuenta, hable a esa desgraciada, demuéstrele lo inútil de su tenacidad, y ofrézcale en mi nombre lo que a usted le parezca, con tal que me deje en paz». ¿Eso le dijo?...

Y cuando pienso á todas horas en mi encuentro de ayer, y veo el sitio que me ofrecía burlonamente el maldito rojo, como si yo fuese una hembra, como si nunca pudiera sentirme capaz de ocuparlo, ¡ me propones que arregle un encuentro mortal con otro de esos hombres que se consideran, no sin razón, superiores á nosotros!... No; ya lo sabes: no acepto.

Concedámosle al filósofo sensualista todo lo que quiera; dejémosle que arregle á su modo la dependencia respectiva de las sensaciones; todo se le desconcierta desde el momento en que le exigis que no discurra sino con sensaciones puras, por mas que las suponga transformadas. Pero reservemos estas cuestiones para el lugar en que examinaremos la naturaleza y el orígen de las ideas.

LA GENERALA. ¡A ver...! Las «Damas de Aquitania», la Sociedad rival, se las habían compuesto para acaparar todos los heridos graves de París y todos los cirujanos famosos... ¡Figúrese usted cómo se burlarían de nosotras...! Yo me las arreglé de tal modo, que al fin decidieron enviar a nuestro hospital modelo una parte de los heridos, que las imbéciles de enfrente pretendían acaparar.

Y sin entrar en más contestaciones y sin volverme hacia D. Oscar, cuyos ojos sentía siempre posados sobre , dije: Vaya, señores, ustedes tendrán que hablar... Hasta la vista. Vaya usted con Dios, amigo... Y que el asunto se arregle del todo me respondió Suárez. Don Oscar no dijo una palabra.

La sobrina del Vara de plata volvía a llamarles desde la puerta de su clavería. Ahora vamos, muchacha dijo el cura . Tengo que decirle antes una razón a este señor. La Iglesia española, rancia, como dices, ha quedado empobrecida, ¡y aún te parece poca revolución! ¿Qué es lo que quieres?, ¿qué es lo que deseas para que esto se arregle?

No se lo digo a Juncal por vergüenza; pero veo cosas muy raras. La ropa que cuelgo me representa siempre hombres ahorcados, o difuntos que salen del ataúd con la mortaja puesta; no importa que mientras está el quinqué encendido, antes de acostarme, la arregle así o asá; al fin toma esas hechuras extravagantes aun no bien apago la luz y enciendo la lamparilla.