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Actualizado: 20 de junio de 2025
Para mí la patria no será nunca triunfo, sino agonía y deber. Ya arde la sangre. Ahora hay que dar respeto y sentido humano y amable al sacrificio; hay que hacer viable e inexpugnable la guerra; si ella me manda, conforme a mi deseo único quedarme, me quedo en ella; si me manda, clavándome el alma, irme lejos de los que mueren como yo sabría morir, también tendré ese valor.
Las ruedas, las válvulas, los frenos, los resortes, la caldera y toda la maquinaria de la locomotiva son la imagen de la musculacion y de los órganos del hombre; y el fuego que produce el vapor y el movimiento maravilloso, es una hoguera encendida con una chispa del fuego divino del progreso, que arde constantemente en el cerebro y el corazon de la criatura humana.
sobre un temblor de ardientes resplandores y de incensarios mágicos y flores ¡tu eres la hostia de mi amor, divina! Como Cristo en la bíblica leyenda yo te digo: "mujer, ¡yo te perdono!" ya que te apartas de la negra senda donde se alberga el mal y arde el encono.
Estoy indignado, me siento infeliz, y justamente, voy, dentro de un momento, a presentarme ante el público en el Colegio de Francia. ¡Bonita preparación para una lección de apertura! Me arde la cabeza. El mismo día, 6 de la tarde. No quiero cerrar esta carta sin decirte que mi lección ha salido muy bien a pesar de mis disgustos y del cansancio de mi cerebro.
El poder, el poder te da su imperio, que el rendir feudo al misterio del placer no es mengua ni vituperio. Por tu amor, por tu amor ya arde la Alhambra, rejas torres, Vivarrambra, el fulgor de cañas, juegos y zambra.
Sólo cuando rayaba el alba logró cerrar los ojos con un sueño inquieto y fatigoso. Á medianoche. AÚN no ha caído la última hoja de los árboles y ya arde el fuego en la chimenea. ¿Quién tendrá frío? El gabinete es rojo. Las espesas cortinas de damasco, que caen formando pliegues sobre la alfombra, no dejan paso á la claridad de la luna.
Eso quiere decir... dijo Rocchio resoplando como un ballenato. Lo que usted quiera, señor Rocchio. Y le dió el golpe de gracia, con esta preguntita intencionada: ¿No siente usted hoy olor a pólvora? A chamusquina contestó el otro, y juraría que soy yo el que arde, como costal de paja.
Tengo que dar una respuesta á mi suegro y sobre todo á mi futura, que arde en deseos de conocerte. En su entusiasmo á la francesa, pretende que eres asombrosa... Asómbrala más de lo que espera, querida amiga, y harás acto de justicia. Sorege reía y Lea estaba asombrada de su audacia. Pero eso mismo le inspiró confianza. Está bien, dijo. Iré. Perfectamente.
Do arde sagrado fuego de eterna religion. Mirad cual lo saludan del muro los cañones, Cual alzan los guerreros sus ínclitos pendones, En que la estrella luce cual signo de hermandad; Mirad como se riza del mar la blanca espuma, Cual se disipa en torno la misteriosa bruma, Y cual se tiñen de oro los Andes, ¡contemplad!
Precisamente, esto ha sido mi perdición: más parco hubiera sido y no me viera como veo... ¿Otra parada? ¡qué calles! así no llegaremos nunca... A mí me parece que mis acreedores se darán por satisfechos con esta cesión de bienes, ¿qué más puedo hacer? La estancia, no, que no me la toquen, porque arde el mundo, ¡no faltaba más!
Palabra del Dia
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