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Actualizado: 22 de junio de 2025
Son estos dos atributos, el terror y el miedo, los que deprimen la vida apocando el espíritu, hacen el caldo gordo para los atrevidos y producen larga cosecha de beneficios de toda especie para los proveedores de preservativos, porque "no hay mal que por bien no venga", como dice el refrán, y que no sea a la vez, sincera y ardientemente propagado y cultivado por los beneficiados, especialmente cuando ellos mismos están personalmente inmunizados a su respecto, porque las ideas más puras y los intereses más sórdidos suelen anudar en las profundidades del espíritu vinculaciones secretas que pasan totalmente inadvertidas a la conciencia más sinceramente honrada.
Tenía anteojos de oro y un reloj muy grande, que hacía tic-tac hasta cuando estaba en el bolsillo. Consultado, examinó a Lita y opinó: Pienso que no hay inconveniente en que se le dé lo necesario para tejer. Agregando después, cuando creyó el muy tonto que la enfermita no le oía: De todos modos, me parece que no llegará a anudar dos puntos de tejido.
Dejó ésta escapar otro gemido. Su madrina se volvió con mal reprimida cólera. ¿Quieres callar, eh? ¿quieres callarte? Y la miró un buen rato con extraordinaria fijeza. Volvió a anudar la plática, pero en su voz se notaba leve alteración. Micaela estaba más y más distraída.
Apresuróse a anudar el hilo por donde aquélla lo había roto, preguntando a su amigo y maestro: Vamos a ver, Pepe: tú en mi caso ¿qué harías? Castro caminó en silencio un rato mirando con fijeza a los balcones de las casas, sorprendido sin duda de que la gente no saliese a verle pasar. El amor es para los fanciullos, no para ti y para mí.
Para continuar nuestra narración, y anudar el hilo abandonado de nuestros trabajos, nos servirá una obra muy importante para el estudio de toda la literatura de aquella época, que se titula La filosofía antigua poética del doctor Alonso López Pinciano , especie de comentario de Aristóteles en forma epistolar, en el cual se exponen las reglas principales que debe observar la poesía castellana, á juicio del autor, siempre siguiendo al antiguo filósofo, pero sin dejarse cegar por su autoridad, y desarrolladas á veces con imparcialidad y sana crítica.
Jerónimo murió al fin; habían pasado dos años sin que el señor Francisco recibiese noticias de su sobrino, cuando su sobrino se le presentó de repente como llovido del cielo y portador de una carta de su hermano el arcipreste; aquella carta podía ser la resolución del misterio, y como este misterio se había agravado para Montiño desde el momento en que había creído encontrar en el semblante del joven ciertos rasgos de semejanza con una alta persona á quien conocía demasiado, sintió una comezón aguda por apoderarse de aquella carta; pero siempre cauto y prudente disimuló aquella comezón, afectó la mayor indiferencia hacia su sobrino, y sólo volvió á anudar el interrumpido diálogo con el joven, después de haber dado á los pajes dos docenas de platos y seis docenas de órdenes y advertencias.
Demostracion popular. Nombramiento de Miranda. Volvamos á anudar el hilo de los acontecimientos de Venezuela. Ahogada en la apariencia la revolucion, fermentó sordamente durante los primeros años del siglo actual entre la juventud venezolana.
Pero esa tarde, apenas hubo terminado la operación consistente en anudar fuertemente una cuerda alrededor del trozo de puerco, arrollar a aquélla, según las reglas, en la llave de la puerta, pasarla a través del anillo y atarla al gancho de la chimenea, cuando se acordó de que le era indispensable un ovillo de cordoné muy fino para comenzar una pieza en el telar, al día siguiente muy temprano.
¡Ah! pues entonces repuso el ministro, repito que no corre prisa; y volviéndose en la banqueta y hacia el portugués: Avíseme usted señor don Ambrosio de Castro y Pajares, Almendrugo, Oliveira y Caraballo de Alburquerque y Santarén, en cuanto llegue la hacienda. Dicho esto, volvió Su Excelencia a anudar el roto hilo de su feliz ensueño, donde es fama que soñó que era efectivamente ministro.
Así, pues, los doctores como los jóvenes, el clero como las masas, aparecieron desde luego unidos bajo un solo sentimiento, dispuestos a sostener los principios proclamados por el nuevo orden de cosas. Paz pudo contraerse ya a reorganizar la provincia y a anudar relaciones de amistad con las otras.
Palabra del Dia
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