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Actualizado: 23 de junio de 2025


No era posible que en Cuba se ignorara quién fue Martí, cuál fue su obra y cuál su representación entre nosotros. Desde los más humildes desde el punto de vista de la inteligencia hasta los que pueden decirse próceres de esa inteligencia, muchos han hablado entre nosotros de aquel que por antonomasia se ha llamado el Maestro.

Quería preguntarte una pequeña cosa que me ha venido anoche a la cabeza. ¿Por qué es que llamas tu zapatería «El Nenrod boscoso y equitativo», y metes que es bilateral? Quedará usted complacido en un finiquito. El aquel de hablar bien y pensar de doble fondo, y, en antonomasia, ser filósofo. ¿Eres filósofo? Creía que eras solamente republicano y orador. ¿Orador? ¡Arreniego!

«La roca», para los monegascos, es por antonomasia el peñón en que está asentado Mónaco, y dar su vuelta equivale á seguir el contorno de jardines y abandonados baluartes que, partiendo del palacio de los Príncipes, vuelve á él después de abarcar toda la vieja capital. Siguió exteriormente la cerca de los jardines de San Martino.

Mi finado el doctor, que tenía muchos libros, hablaba de todas estas cosas pasadas cuando le ponderaban el crecimiento de Buenos Aires. «Mi finado el doctor» era su marido, al que designaba por antonomasia con este título.

Reventaban de risa con estas cosas los duques, como aquellos que habían tomado el pulso a la tal aventura, y alababan entre la agudeza y disimulación de la Trifaldi, la cual, volviéndose a sentar, dijo: «Del famoso reino de Candaya, que cae entre la gran Trapobana y el mar del Sur, dos leguas más allá del cabo Comorín, fue señora la reina doña Maguncia, viuda del rey Archipiela, su señor y marido, de cuyo matrimonio tuvieron y procrearon a la infanta Antonomasia, heredera del reino, la cual dicha infanta Antonomasia se crió y creció debajo de mi tutela y doctrina, por ser yo la más antigua y la más principal dueña de su madre.

Y con repentino entusiasmo, olvidando su enojo, comenzó a explicar con una delectación de artista la ceremonia del día anterior en la iglesia de los que él, por antonomasia, llamaba los Padres. Primer domingo del mes: fiesta extraordinaria. El templo lleno: los oficinistas y trabajadores de la casa Dupont hermanos estaban con sus familias; casi todos (¿eh, Fermín?), casi todos: muy pocos faltaban. Había pronunciado el sermón el padre Urizábal, un gran orador, un sabio que hizo llorar a todos; (¿eh, Montenegro?) ¡a todos!... menos a los que no estaban. Y después, había llegado el acto más conmovedor.

Algunos días estuvo encubierta y solapada en la sagacidad de mi recato esta maraña, hasta que me pareció que la iba descubriendo a más andar no qué hinchazón del vientre de Antonomasia, cuyo temor nos hizo entrar en bureo a los tres, y salió dél que, antes que se saliese a luz el mal recado, don Clavijo pidiese ante el vicario por su mujer a Antonomasia, en fe de una cédula que de ser su esposa la infanta le había hecho, notada por mi ingenio, con tanta fuerza, que las de Sansón no pudieran romperla.

Isidro Maltrana sabía que los tales «hombres» eran los redactores del periódico en que él trabajaba, los que tejían el artículo de fondo y la información política, los «pájaros gordos», como los designaba por antonomasia el empleado, viendo en ellos a los depositarios del secreto nacional, a los únicos profetas del porvenir.

De cualquiera palabra que Sancho decía, la duquesa gustaba tanto como se desesperaba don Quijote; y, mandándole que callase, la Dolorida prosiguió diciendo: «En fin, al cabo de muchas demandas y respuestas, como la infanta se estaba siempre en sus trece, sin salir ni variar de la primera declaración, el vicario sentenció en favor de don Clavijo, y se la entregó por su legítima esposa, de lo que recibió tanto enojo la reina doña Maguncia, madre de la infanta Antonomasia, que dentro de tres días la enterramos

No: la Granadina no hace gala del género andaluz, ni en su pronunciación, ni en sus actitudes, ni en su estilo, ni en sus hábitos. Creeríase que no se tiene por tal, ó que ignora que las andaluzas gozan fama en ambos hemisferios de jocosas por antonomasia. Ello es, repito, que nunca alardea en tal guisa, ó, para hablar más á la buena de Dios, nunca la echa de graciosa..... ¡Y lo es tanto!

Palabra del Dia

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