Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 6 de junio de 2025
En los Andes la hermosura principal está en la grandiosidad del conjunto, de los vastos panoramas, las inmensas selvas ó pampas, mas ó ménos desiertas ó salvajes, que parecen océanos interiores, en contraste con estupendas cordilleras que siguen la coordinacion general de un sistema.
Talberg fué el profesor á quien acompañé á los Andes, y que tampoco fué mi marido... Mi verdadero nombre es Beatriz... Mi madre fué italiana, una florentina; mi padre era de Trieste. Esta revelación no interesó á Ferragut. ¡Un embuste más! dijo . ¡Otra novela!... Sigue inventando. La mujer se desesperó. Sus manos se elevaron sobre su cabeza, retorciéndose con los dedos entrecruzados.
Esto se llama un carácter fácil... ¿Por qué no he de hacer lo que quiera mamá? replicó Paulina asombrada. Mamá no puede querer más que mi bien. Sí, sí respondió Francisca muy nerviosa. Déjate conducir y guiar... No pienses... No hables... No andes... Tu mamá hará todo eso por ti... ¡Oh! Francisca... Y si necesitas sonarte, espera que tu madre te prepare el pañuelo, so mema... ¡Oh!
Cual página mas grande para escribir su nombre Que esas gigantes moles que mundos equilibran. Olmedo dice en el Canto á Junin, hablando de los Andes: «El mundo con su peso equilibrando.» Como á la inmensa tumba del inmortal Moreno Bastar pudo tan solo la inmensidad del mar. Don Mariano Moreno. Todos saben que habiendo muerto durante la navegacion su cadáver fué arrojado al mar.
Al través de la puerta oía el respirar puro y sereno de los niños, y lejano, el ruido de un cencerro en el cuello de una mula, que me traía el recuerdo de aquellas noches pasadas entre las gargantas de los Andes argentinos.
Yo soy el peregrino que cruzando Del Andes la region encanecida, Admiré entre las nieves escondida Una flor de bellísimo color: Aquella flor en medio del desierto Me hizo olvidar de la aridez del suelo, Y encontré en el camino algun consuelo Recordando lo suave de su olor.
Los antiguos patriotas chilenos no han olvidado, sin duda, las proezas del sargento Araya, de granaderos a caballo, porque entre aquellos veteranos la aureola de la gloria solía descender hasta el simple soldado. Contábame el presbítero Meneses, cura que fué de Los Andes, que después de la derrota de Cancha Rayada, el sargento Araya iba encaminándose a Mendoza con siete granaderos.
Sabía por los arrieros y peatones de los Andes para lo que servían muchas veces estas tumbas con su depósito de limosnas. Como abundan las sepulturas en las diversas travesías de la Cordillera, los viandantes faltos de recursos se llevan con toda reverencia el dinero dedicado á los difuntos, pero dejando á éstos un recibo con la promesa solemne de devolverles una cantidad mayor.
Cuanto á las altas cúspides de los Andes y del Himalaya, sobradamente elevadas en la región del frío para que el hombre pueda subir á ellas directamente, ya vendrá día en que se las arregle para alcanzarlas. Ya le han llevado los globos á dos ó tres kilómetros más de altura: otras naves aéreas irán á dejarle encima del Gaurisankar, sobre la «Gran Diadema del Cielo brillante».
Canterac, respondiendo á su pregunta, señaló el horizonte, en el que empezaban á brillar las primeras estrellas por la parte de los Andes invisibles. Luego le manifestó su propósito de pasar la noche en una estancia cerca de Fuerte Sarmiento, para continuar la marcha apenas apuntase el día. Adiós, Watson dijo . Habría sido un bien para todos nosotros que esa mujer no viniese nunca á esta tierra.
Palabra del Dia
Otros Mirando