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Actualizado: 6 de junio de 2025


Hay cantos donde se pinta mejor el amor inocente y puro; los hay también que reproducen con más verdad las amarguras del amor desgraciado ó los gritos desesperados de una pasión tempestuosa y loca; pero ninguno donde el amor se muestre tan feliz y embriagador, henchido de alegría y cargado de perfumes; donde el alma y los sentidos reposen con más deleite. ¡Oh!

Adaptándose a la tierna imaginación propia de la edad del niño, hízole considerar la ciencia como trabajo humano que pugna por acercarse a lo divino; el arte como emanación y resplandor de lo bueno; la historia como inmenso campo al través del cual marchan las razas guiadas por Dios a su destino; y la vida como valle de amarguras en que para las más acerbas lágrimas y los más intensos dolores hay consuelo cuando, poniendo el pensamiento en lo alto, quieren ser caritativo el poderoso, agradecido el miserable, sensible el fuerte, humilde el débil, y todos esperanzados en la justicia del Señor.

Casóse, pues, con ella, y todos los tormentos que una inteligencia predestinada, todas las amarguras que un alma delicada puede sufrir al contacto permanente de la vulgaridad de espíritu y de la bajeza de carácter, todo eso lo sufrió Fabrice al lado de esa preciosa criatura.

De mi madre heredé plácida dulzura para la debilidad, sumisión respetuosa para todo acto de justicia, tendencia irresistible para compadecerme del ajeno dolor, y cierta delicadeza femenil que me ha causado muchas amarguras. Entregado a estas meditaciones pasé una hora.

Nuestra fuerza de corazón ha de probarse aceptando el reto de la Esfinge y no esquivando su interrogación formidable. No olvidéis, además, que en ciertas amarguras del pensamiento hay, como en sus alegrías, la posibilidad de encontrar un punto de partida para la acción; hay a menudo sugestiones fecundas.

Si Salamanca viviese encerrado en una cueva; si tuviese por palacio un desierto; si á su sombra llevase atadas las dificultades y las amarguras del proscrito yo no tendria ningun reparo en escribir su vida, que es sin disputa la más fecunda en episodios extraordinarios que conoce nuestro país en el siglo presente; pero no quiero nada con hombres tan ricos.

¡Lo ve usted cómo se ofende!... Lo que yo pretendo preguntarle es si, teniendo usted en su mano fabricar un mundo bueno, poblado de seres felices, eternamente felices, crearía usted por capricho otro lleno de dolores, de tristezas, de amarguras, daría usted vida a unos pobres seres, malos y buenos, por el gusto de recompensar a los buenos y castigar a los malos.

Junto a la cama, arriba del buró, el cuadrito de San Luis Gonzaga. Enfrente, sobre la cómoda, el retrato del abuelito. A un lado un estante lleno de libros, y cerca de la ventana el pupitre del escolar, el negro pupitre de estudiante, compañero cariñoso del niño, confidente de sus amarguras, casi testigo de sus triunfos, mudo depositario de sus esperanzas.

Rimar todo un poema entero de dolores, cruzar todo un sendero sembrado de amarguras, y, entre penas y llantos y amargos sinsabores, gustar de un trago toda la hiel de las torturas. Y si el vivir es sólo sinónimo de pena, ¿por qué nos crió el hado y luego nos condena a una existencia triste, penosa y dolorida?

25 ¿A la hoja arrebatada has de quebrantar? ¿Y a una arista seca has de perseguir? 26 ¿Por qué escribes contra amarguras, y me haces cargo de los pecados de mi juventud? 1 El hombre nacido de mujer, corto de días, y harto de sinsabores; 2 que sale como una flor y es cortado; y huye como la sombra, y no permanece. 3 ¿Y sobre éste abres tus ojos, y me traes a juicio contigo?

Palabra del Dia

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