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Actualizado: 29 de mayo de 2025


La Teodora, sin dejarse ganar por la emoción de los presentes, tranquila y segura de su pericia, introducía por entre la hojarasca de las enaguas su mano envuelta en el pañuelo, buceando durante mucho rato en este oleaje de tela almidonada. La virgen permanecía inmóvil, con los ojos entornados, sin un gesto, coloreándose ligeramente por el dolor y las cosquillas.

En aquel instante Mesía notó que la cabeza de Ana caía sobre la limpia y tersa pechera que envidiaba Trabuco. Se detuvo el buen mozo, miró a la Regenta inclinando el rostro y vio que estaba desmayada. Tenía dos lágrimas en las mejillas pálidas, otras dos habían caído sobre la tela almidonada de la pechera. Alarma general.

Por quien me ha de nacer perpetua gloria, Que una que espero juventud florida Me ha de ingerir en una larga historia Y guisarme tras esto una guarida Preciosa, si no soy tan desgraciada Que se me escape un conde de por vida. Que esta cara que veis no almidonada Promete desde luego un gran empeño, Con que el dozavo no me apriete en nada.

Leocadia, tomando un gran buche de agua de olor, afinó entre sus dientes un chorro continuo, y, girando en torno, rociolo con maestría, desde el ruedo de la saya hasta la almidonada gorguera. Una esclava vino a anunciar que las sillas de manos esperaban en el recibimiento. Llamen a Alvarez exclamó Beatriz. Un instante después llegaba la dueña con mucho rumor de cuentas y gorgoranes.

El pescador llevaba, en lugar de su camisa de bayeta colorada, una blanca muy almidonada, y una chaqueta nueva de paño azul basto, con cuyas galas estaba tan embarazado que apenas podía moverse. Don Modesto, que era uno de los testigos, se presentó con toda la pompa de un uniforme viejo y raído a fuerza de cepillazos, el que, habiendo su dueño enflaquecido, le estaba anchísimo.

Tal huvo, que cayendo se resuelve De asirse de una zarza ó cabrahigo, Y en llanto á lo de Ovidio se disuelve. Quatro se arracimaron á un quejigo Como enjambre de abejas desmandada, Y le estimaron por el lauro amigo. Otra quadrilla virgen por la espada Y adultera de lengua, dió la cura A sus pies de su vida almidonada.

La gente alegre y ruidosa, los labradores, la chavalería de gorrilla y tufos o de falda almidonada y pañuelo de seda, seguía por el pretil del río mirando la larga fila de casetas, en las que se aburrían los feriantes esperando al comprador que nunca llegaba.

Aventurado sería determinar cuál de los cuatro es el héroe de la tradición, y en esta incertidumbre puede el lector aplicar el mochuelo a cualquiera, que de fijo no vendrá del otro barrio a querellarse de calumnia. El tal almirante era hombre de más humos que una chimenea, muy pagado de sus pergaminos y más tieso que su almidonada gorguera.

Pidióselo la diosa aficionada A que vivan poetas zarabandos, De aquellos de la seta almidonada: De aquellos blancos, tiernos, dulces, blandos, De los que por momentos se dividen En varias setas, y en contrarios vandos.

De vez en cuando sonaba perezosamente una campana en las torrecillas de ladrillo rojo, llamando á gentes invisibles: se entreabría un portón con agudo chirrido, dejando ver una cofia monjil, blanca y almidonada y un rincón de huerto frondoso.

Palabra del Dia

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