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Actualizado: 26 de junio de 2025
Reconocióse entonces era cierta su entera retirada, y no dudando irian en mucho desórden, se dispuso quedasen en la villa las compañias que se estimaron necesarias para su resguardo, y el resto de las tropas salió en su alcance, á las órdenes del Coronel de milicias de Chucuito, D. Nicolas de Mendiolaza, para que les picase la retaguardia, con la prevencion de no empeñarse demasiado con los enemigos.
Estimaron en tanto su determinacion, que por quitarse el poder de mudarla, barrenaron los navios, con que perdieron la esperanza de la retirada por mar, que dándoles la que abriesen sus espadas en los escuadrones enemigos.
Tal huvo, que cayendo se resuelve De asirse de una zarza ó cabrahigo, Y en llanto á lo de Ovidio se disuelve. Quatro se arracimaron á un quejigo Como enjambre de abejas desmandada, Y le estimaron por el lauro amigo. Otra quadrilla virgen por la espada Y adultera de lengua, dió la cura A sus pies de su vida almidonada.
Ofreciéronle del quinto de la presa un tercio, y otro para sus soldados; y con ser la ganancia cierta, y sin peligro, muchos de los soldados, la estimaron en poco, y quisieron mas seguir el ejercito, saliendo de noche á juntarse con Rocafort: á otros Ramon Montaner dió licencia, viéndoles resueltos de partirse sin ella, y movido de algun interés, porque le ofrecieron partir con él la parte de la presa que les cupiese.
Solamente cuando falleció se estimaron sus servicios en lo que valían.
Porque despues que se vieron sin contradicion dueños de todo, la mayor parte de los soldados se casaron con las personas mas principales y mas ricas de la Provincia, y quedó fundado en ella un nuevo Estado, y Señorio, que nuestros Reyes de Aragon estimaron mucho, por ser ganado, no con sus propias fuerzas, ni con la hacienda comun de sus Reynos, sino por hombres particulares subditos suyos; gran dicha de Príncipes tener tales vasallos, que los trabajos, los gastos, y los peligros vayan por su cuenta, y el fruto de las victorias, la conquista de los Reynos, la gloria de haberlos adquirido, y el mando, y gobierno de ellos sea por el Príncipe en cuyos Estados nacieron.
Fueron tantos sus encarecimientos, que me ofrecí llevarles que viesen el autor dellas, que estimaron con mil demostraciones de vivos deseos. Preguntáronme muy por menor su edad, su profesión, calidad y cantidad.
Convínose en ello, porque, al cabo y al fin, al boticario igual le daba, y sentáronse el padre y la hija en las banquetas que don Adrián les arrimó, ofreciéndoles de paso un refresco de jarabe de moras o de agraz, que había en la botica, hechos en aquella misma semana... o chocolate que les bajarían de casa... «con toda franqueza». Se lo estimaron mucho, pero no quisieron tomar cosa alguna.
Pero de todas maneras, parece evidente que una obra que debe contener la exposición de materiales casi inmensos, juntamente con juicios de la índole más varia, si en un principio se estimaron bastantes tres tomos para comprenderla, al fin habría de extenderse hasta llenar por lo menos otros diez ó doce.
Palabra del Dia
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