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Actualizado: 15 de julio de 2025


Todos los días se organizaban nuevos paseos a caballo, en bicicleta, en automóvil o en coche. Por la noche se bailaba en el Casino o en alguna villa. Huberto no dejaba a María Teresa y acentuaba cada vez más su preferencia. El mes de septiembre estaba ya muy adelantado, y nadie pensaba en partir de Etretat. Todos sentían alejarse después de aquella estación que había corrido tan alegremente.

Después de infinitas ramificaciones por las calles y casas, el agua de los acueductos, ya sucia por el uso y mezclada á impurezas de toda clase, emprende nuevamente su camino para alejarse de la ciudad donde engendraría la peste.

Salió á la calle: marchó resuelto á alejarse: llegó á la esquina, se paró, miró á la casa, y al fin, tomando una resolución, emprendió su camino en dirección á su casa, donde le dejaremos por ahora preocupado y aturdido; para volver á ocuparnos de los amigos de la calle de Válgame Dios, cuya vida y caracteres necesitan historia y explicación. #Coletilla.#

Una zorra, á la que sobresaltó el ruido ligero de los pasos de la niña sobre las hojas, miró con curiosidad á Perla como dudando qué sería mejor, si alejarse de allí, ó continuar su siesta como antes. Se dice que un lobo, pero aquí ya la historia ha degenerado en lo improbable, se acercó á Perla, olfateó el vestido de la niña é inclinó la feroz cabeza para que se la acariciara con su manecita.

Dijo esto con un aire de madre benévola y cariñosa, como si bendijese con los ojos la unión que veía en lontananza. Al alejarse, Nélida intentó excusarla, avergonzada de sus expansiones maternales. No hagas caso. Es una señora a la antigua; una india. Todo lo arregla con matrimonio: todos sus pensamientos van a parar a lo mismo.

Dorotea le ve alejarse, coge de la mano a Electra, y vivamente vuelve con ella al centro de la escena. DOROTEA. Ven... A la iglesia no. ELECTRA. Aquí... Quiero respirar... Quiero vivir. Ya es la hora fijada por el Marqués... Aprovechemos los minutos, los segundos, o todo se perderá. A mirar por ti, a devolverte la salud, la vida... Disponte a salir de esta sepultura, y llévame contigo.

Y para expresar su entusiasmo con más viveza, arrojó el grotesco sombrero en un charco, salpicando a todos de barro. El empleado del fielato saludó a las jóvenes con un tono de zumba paternal: Que seáis buenas... Cuidadito con perderse... Las dos pasaron adelante sonriendo, sin contestar a los saludos mas que con movimientos de cabeza. La pequeña habló al alejarse.

Cuando empezaba a alejarse con aire belicoso, se detuvo, volviendo sobre sus pasos. Espéreme aquí, Ojeda... No se vaya; ahora mismo vuelvo... Piense que me dará un disgusto si no le encuentro. Ya lo sabe... ¡quietecito! Y le amenazó sonriente, moviendo el índice de su diestra. Al quedar solos Fernando y Maltrana, éste rompió a reír. Muy bien, ilustre amigo.

Al principio las indicaciones que recibió eran vagas y contradictorias; pero al fin supo que Carlos había comprado un caballo y había partido a escape en dirección de Villaba. La circunstancia de estar el pobre Navarro en posesión de su dinero fue causa de esta fuga, porque si no tuviera oro no habría encontrado caballo, y a pie no hubiera podido alejarse mucho.

Antoñico, que vió su rostro contraído, se apresuró á alejarse juntándose á Soledad, que también había advertido la maniobra y estaba irritada y seria. ¿Qué te decía Antonio, querida? preguntó el majo. ¡Antonio! exclamó la morena con sorpresa. ¿Qué me había de decir Antonio?... Nada. ¿No estaba hablando contigo en este momento?

Palabra del Dia

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