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Actualizado: 15 de mayo de 2025


¡Oh sueño de la cuna! ¡Plegaria de la infancia! ¡Voz que siempre acaricia del mal en la ignorancia, religion que se esparce y sonrie al surgir, preludio del concierto que en la noche se exhala!... Como el pájaro esconde su pico bajo el ala, en la oracion el niño mece su alma al dormir. ¡ á rezar, hija mia!

Al principio, cuando recibió la noticia, cayó redonda en el pavimento y se le creyó muerta; pero una hora después empezó á hablar, sin fin ni tregua, de su catedral, del coro, de la nave, del cabildo y de los canónigos, del ala del Norte y del ala del Sur, de tal modo que para calmarla ha sido necesario traerle un arquitecto, albañiles, y poner sobre su lecho los planos del malhadado edificio.

Los cinco señores del Consejo Ejecutivo vivían en el centro del palacio; en una ala estaba la Cámara de diputados, y en la opuesta, el Senado. A la mañana siguiente de la entrada de Edwin en la capital, este palacio, que era como el corazón de la República, reanudó su vida más temprano que en los días anteriores.

Don Pedro de Madrazo ha descrito estos dos cuadros con una claridad y precisión que no hay más que pedir: al hablar de uno enumera fielmente las prendas de ropa, desde la gorrilla de ala y la valona de encaje, hasta el tabardo de mangas bobas y los zapatos de paño; al referirse a otro, desde el chambergo con plumas y la banda encarnada de cabos de oro hasta las botas atezadas; ni se olvida en el primero de los dos perros, perdiguero y galgo, ni deja en el segundo de dar idea de la jaca andaluza de color castaño sencillamente enjaezada: menciona, por último, los fondos de campo madrileño con sus quebradoras en el piso y sus celajes azulados de nubes blanquecinas; pero lo que no es dado expresar, ni aun con pluma tan experta, es el atractivo que la figura del Príncipe, alegre, juguetona y al mismo tiempo regia, tiene en estos lienzos.

Ha llegado a mi casa sobre el ala de un rayo y ha llenado de rosas mi pobre habitación, y yo le he preguntado quién era, y era Mayo, Mayo con su perfume de flor y corazón. Abriéronse mis brazos a su áurea caravana y se llenó mi mesa de vaga devoción; fué un desfile de rosas y aves por mi ventana, abierta a la olorosa y dulce procesión. Y al fin, emocionado, hablé: Mayo, ¿qué quieres?

Si quisieras levantarme dos dedos del suelo con el pico y abanicarme con tu ala, con esto tendría bastante para tomar vuelo y dirigirme a mi caverna, donde mi madre y mis hermanas, las tormentas, se emplean en remendar unas nubes viejas que yo desgarré. Allí me darán unas sopitas y cobraré nuevos bríos

Un pajarito de pardo color y pecho blanco fué alcanzado por un guijarro, y se retiró revoloteando con el ala quebrada. Pero entonces la niña cesó de jugar, porque le causó mucha pena haber hecho daño á aquella criaturita tan caprichosa como la brisa del mar ó como la misma Perla.

¿Será la suerte que se acerca a ? ¿Será el ala negra de la desgracia que bate el aire a mi alrededor y va a proyectar su sombra sobre mi frente? ¿Qué habrá?

Pasmábase la señora de Santa Cruz de que hubiera tantísima madre por aquellos barrios, pues a cada paso tropezaba con una, con su crío en brazos, muy bien agasajado bajo el ala del mantón. A todos estos ciudadanos del porvenir no se les veía más que la cabeza por encima del hombro de su madre.

Estaba en la nave de mi catedral: he notado anoche en el ala del Norte de mi catedral una cosa muy chocante; he modificado la librea del suizo, etc. Y bien, señorita dijo el doctor, en tanto que barajaba las cartas, ¿ha trabajado usted en su catedral desde ayer? ¡Cómo no, doctor! Y he tenido una idea muy feliz.

Palabra del Dia

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