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Actualizado: 13 de junio de 2025
Y Andresito sonreía, embelesado por la gracia con que el bebé le hablaba, ahuecando la voz para imitar grotescamente el tono de sus poesías y acompañando sus palabras con gestos de píllete. ¡Oh, qué criatura! Había que creerla y él se lo tragaba todo a ojos cerrados, incluso la afirmación de que sus relaciones con el teniente sólo fueron para aumentar sus rabietas. Pero ¿no vienen ustedes?
¡Y en la iznorancia! concluía, ahuecando la voz, el ilustrado Cerojo, que en su vida había gastado media peseta en libros que no fueran «rayados, para cuentas».
Sírvase usted traernos dos cubiertos de á seis francos cada uno. Esto se lo dije ahuecando mucho la voz, casi balbuceando las palabras, y mirando distraida y desdeñosamente hácia el paseo del Palacio Real. El garçon hizo un movimiento de cabeza, y desapareció como un rehilete. ¡Por Dios, no te rias! dije á mi mujer que ya empezaba á fruncir los labios.
Lo garantizo, como dicen ahora los que se las dan de puristas, y lo garantizo porque han de saber ustedes que ustedes también tienen la colección de cristales que yo tengo. ¿Nosotros? ¡Sí, señor... ustedes! y agregó ahuecando la voz: Para el daltonismo moral, la imaginación tiene colores complementarios. Quizá no dices un disparate dijo Lorenzo.
Mi padre dijo, ahuecando la voz: ¡Oh! ¡Hermosos sentimientos!... Habría que preguntarte, sin embargo, si la fidelidad a tu palabra debía poder más que el respeto a la verdad. Me lo he preguntado con angustia, papá... Y, en la duda de lo que debía hacer, he tomado el partido que más trabajo me costaba. He temido que el decir la verdad estuviese demasiado conforme con mis... deseos.
Ya lo creo, dijo el D. Juan ahuecando la voz y haciendo un gesto muy pronunciado, como que gasta botitas, canta villancicos y sabe algún que otro cundiman; verdad es que no es bonita, que no tiene accionado, que no sé si ha trabajado en toda su vida, y que habla muy incorrectamente el español; pero ¡qué demonio! tengo dama, y sobre todo, caballeros, no me lleva como la que se ha ido, cincuenta pesos por función, contentándose solo con veinticinco.
Ahuecando la voz y marcando con su manaza un compasillo oratorio, prosiguió su discurso así: Sí, señores; así como el tirano Herodes, para ver de perder al niño Jesús, mandó matar a todos los niños, según rezan los Evangelistas, estos canallas, para ver de acabar con un partido, con el partido liberal, quieren matar a todos los españoles, a todo el género humano, a todo el globo terráqueo.
Los propietarios le respetaban y decían de él ahuecando la voz y con asombro que «conocía sesenta y cuatro castas de peras». Á pesar de esta afición agrícola, D. Primitivo era un animal carnívoro, esto es, se alimentaba casi exclusivamente de carne, lo cual, al decir del médico de Vegalora, introducía en su organismo un exceso de fibrina que ocasionaba las herpes de que estaba plagado y le exponía á una congestión cerebral, y que no se anduviera en fiestas, porque tenía la espada de Damocles suspendida sobre su cabeza.
¿Cuál es, señor Stael? Tú sabes que en la costa Suroeste de la Isla desemboca el Durga, que es uno de los ríos más caudalosos de ella. Tratemos de llegar a ese río y bajemos por él hasta el mar, bien en una balsa, bien en una canoa que podremos construir ahuecando un tronco de árbol.
¡Hola! me dijo ahuecando mucho la voz para pronunciar. Son de un amigo mío. ¿Sí? me respondió, ¡Bueno! ¡Muy bien! Y me echó una mirada de arriba abajo por ver si descubría en mi rostro que fuesen míos. ¡Gracias! repuse, y empezó a hojearlos. «Memoria sobre las aplicaciones del vapor». ¡Ah! esto es acerca del vapor, ¿eh? Vea usted... aquí falta una coma: en esto soy muy delicado.
Palabra del Dia
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