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Actualizado: 8 de octubre de 2025
Esos los rompería yo en seguida al verla culpada. El vínculo indisoluble es el de mi amor, que su culpa no extingue ni ahoga. »¿Cómo separarme para siempre de ella si mi corazón queda con ella para siempre? »Nada le he dicho. No le he dado la menor queja. ¿Cómo quejarme sin matarla? ¿Cómo matarla amándola tanto? »Toda explicación con ella, toda palabra sobre su falta me parecería fea.
Esta suposición absurda que Ulises formuló mentalmente, con incrédula y triste sonrisa, se repitió al mismo tiempo en el pensamiento simple de muchas gentes de la Marina. Se negaban á creer en su muerte. Un brujo no se ahoga. Habría encontrado abajo algo muy interesante, y cuando se cansase de vivir en las verdes profundidades volvería nadando á su casa. No; el Dotor no había muerto.
Al contrario, en otras fiestas se observa á menudo, por desgracia, que el poeta se amolda más al encargo que ha recibido, que á seguir sus propios y naturales impulsos; el predominio de la pompa escénica, que ahoga alguna vez los arranques poéticos del autor, anuncia la decadencia del teatro, y al parecer arrastra en ella al poeta.
¡Qué calor, qué calor! exclama Orsi cuando acaba . Azorín a ver, un poquito de cognac... Son las doce. El salón está casi vacío. Diminutas mariposas giran en torno a las lámparas; por los grandes balcones abiertos entra como una calma densa y profunda que se exhala del pueblo dormido, de la oscuridad que en la calle silenciosa ahoga los anchos cuadros de luz de las ventanas.
La capital de Oriente ha sido siempre notable por su desmedida afición al base-ball... Dice un refrán castellano que Dios aprieta y no ahoga; pero estoy viendo la soga y el movimiento de mano Estenoz. San Luis, Junio 12, 1912.
Isidora se levantó bruscamente, y echó a correr por el sendero. Corrieron, corrieron... «¡Ya te cogí! exclamó Augusto, fatigadísimo y sin aliento, apoderándose de ella . Perla de los mares, antes de cogerte se ahoga uno. Formalidad, formalidad, señor doctorcillo dijo Isidora, poniéndose muy seria. ¡Formalidad al amor! El amor es vida, sangre, juventud, al mismo tiempo ideal y juguete.
Se vende todo y a vil precio. Hay más todavía: Facundo en persona vende camisas, enaguas de mujeres, vestidos de niños; los despliega, los enseña y agita ante la muchedumbre. Un medio, un real, todo es bueno; la mercadería se despacha, el negocio está brillante, faltan brazos, la multitud se agolpa, se ahoga en la apretura.
El ruido de las mil voces no es más que un débil zumbido, sobre el cual descuella solamente, con notas agudas, la algazara de los caballitos de madera; y cuando la orquesta del baile, que se ha callado por un tiempo, empieza a tocar otra vez, ahoga los demás ruidos con el estallido penetrante de sus cornetines.
Y de pronto exclamó, enderezándose en el sillón: Lo que a mí me subleva, me ahoga, me mata, me quita el sueño, el apetito, la vida, es que ellos van a reírse, van a burlarse, van a gozar de nuestra desgracia. Si me parece ver a esa harpía de Casilda, a ese hambriento de Pablo Aquiles... ¡Ay! ¡no, yo no podré soportarlo, no, no! Se ahogaba.
Usted debe reconocer como yo, gentleman, que únicamente las mujeres pueden aceptar esta vida de ave de corral, en la que el deseo de vivir en paz ahoga todo sentimiento noble y elevado, en la que los cacareos domésticos constituyen la función intelectual de la mayoría.
Palabra del Dia
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