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Actualizado: 31 de mayo de 2025
Las viejas las reclamaban con sus manos huesosas, deseando compartir el riesgo, brillando en sus ojos la vehemencia de un heroísmo agresivo. ¡Tiempos malditos de impiedad los de ahora, en que se molesta a las gentes y se atenta a las antiguas costumbres! «¡Aquí! ¡aquí!» Y agarrando los mortales chismes, los escondían bajo el ruedo de innumerables hojas de sus faldas y zagalejos.
Era el intruso, que, cansado de esperar en la antesala, se había metido audazmente en la pieza más próxima. Se indignó el marqués ante tal irrupción; y como era de carácter fácilmente agresivo, avanzó hacia él con aire amenazador. Pero el hombre, que reía de su propio atrevimiento, al ver á Torrebianca levantó los brazos, gritando: Apuesto á que no me conoces... ¿Quién soy?
Está bien dijo ; no hablemos más de eso: no llegaríamos á entendernos. Pertenecemos á dos mundos distintos. ¡Lástima que no puedas irte con los tuyos!... Se abstuvo en adelante de hablar de la guerra cuando su cuñada estaba presente. Chichí era la única que conservaba su entusiasmo agresivo y ruidoso.
Los enemigos están cerca; van á entrar en París «como la otra vez».... Pero la joven malhumorada muestra un optimismo agresivo. No, no entrarán, Madame.... Y si entran, yo no quiero verlo, no me da la gana; no podría. Me arrojaré antes al Sena.... Pero no; mejor será que me quede en mi ventana, y al primero que entre en la calle le enviaré....
La muchedumbre había emprendido ya su marcha hacia el templo, y la presencia del gigante produjo enorme desorden. En vano los jinetes de la cimitarra dieron varias cargas para dejar un espacio libre de gente en torno de Gillespie. A estas horas de la mañana la muchedumbre era de los barrios populares, y mostró un regocijo agresivo y rebelde.
Mientras su hermana y algunas otras personas se lo presentaban como un perfecto caballero, un hombre de buen fondo, extraviado por las malas compañías y la lectura de libros impíos, otras, que también pretendían conocerle desde la infancia, lo pintaban como un ser avieso, mal intencionado, riendo siempre de las desgracias y las flaquezas del prójimo, insolente y agresivo de palabra, ya que de obra no podía serlo por su natural débil y enfermizo.
Todos envidiaban á Velázquez aquella mujer elevada y arrogante como una torre de marfil, de pies diminutos y lindos como los de Hebe la inmortal copera de los dioses. Pero nadie osaba requebrarla en voz alta, porque el majo tenía fama de puntilloso y agresivo. Tan sólo Antonio, como amigo íntimo, tuvo fuero para exclamar: Dios guarde á la rosa hechizá.
Sus ojos tomaron un brillo agresivo al recordar á doña Mercedes confinada en los Campos Elíseos con su corte de sotanas y mostrándose en público únicamente para la organización de obras devotas. ¡Quería matar de hambre á su única hija!... Y como Miguel sonriese ante este grito colérico, ella explicó sus quejas. No me da casi nada; una miseria: medio millón.
La discusión tomaba carácter personal y agresivo; solía esto ocurrir a la hora de la sobremesa; las tazas del café chocaban furiosas contra los platillos; don Manuel, trémulo de coraje, vertía el anisete al llevarlo a la boca; tío y sobrino alzaban la voz mucho más de lo regular, y después de algún descompasado grito o frase dura, había instantes de armado silencio, de muda hostilidad, en que las chicas se miraban y Nucha, con la cabeza baja, redondeaba bolitas de miga de pan o doblaba muy despacio las servilletas de todos deslizándolas en las anillas.
Contestando á la súplica muda de aquellos ojos que la imploraban desde lo alto, murmuró repetidas veces, con una voz vagorosa, como si hablase en sueños. Sí; haré lo que tú quieres... ¡Lo que tú quieras! El, más agresivo en su pasión, hundía su brazo libre en el cálido encierro de la capa, apoderándose de las desnudeces que dejaba indefensas el escote del vestido.
Palabra del Dia
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