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Actualizado: 12 de octubre de 2025


Los instantes de dicha y de abandono, ciclo de la pasion; la duda inquieta del desden fingido, tormento abrasador, que con lágrimas baña las pupilas y de ira el corazon; el tembloroso afan de la respuesta y del primer favor; el nervioso delirio de los celos, que turba la razon. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Mas ¿dónde hallar una mujer que sepa comprender mi dolor? ¿Dónde encontrar una mujer, esclava del mismo afan que yo? ¿Una no habrá en el mundo que me escuche, que sienta así el amor? ¿Una no habrá en el mundo, que me quiera mentir por compasion?

En fin, despues de haber visto muchos rios considerables, todos ellos desconocidos, reunirse al que surcábamos, y al cabo de tres dias de una navegacion penosa, continuamente al rayo abrasador del sol, ó expuestos á las lluvias tan abundantes en las regiones calurosas, se presentó nuevamente delante de nosotros el Mamoré en toda su grandeza. Entónces me olvidé de los pasados sufrimientos.

Llegó por fin el día señalado, uno de los últimos de julio que amaneció como los antecedentes claro, sofocante, abrasador. La familia de Escudero había ido la noche anterior a dormir en casa de Reynoso. Tristán se trasladó por la mañana acompañado de Gustavo Núñez y el paisano Barragán. Gran parte de la colonia veraniega y mucha también del vecindario quiso presenciar la ceremonia nupcial.

Por último, todo ese paisaje esplendente se ve encuadrado por las montañas de la Sierra-Nevada, donde en la cima de los anfiteatros de colinas y planos inclinados, y sobre inmensos pedestales abruptos de granito y mármol se destaca, como el lomo fulgurante de un mar de plata, el cordon de eminencias coronadas de nieve perpetua, que parece estar enviándole á la Europa los reflejos del sol abrasador de África.... En uno de esos anfiteatros de cerros se nota el del Suspiro del Moro, desde cuya cima dicen que el vencido Boabdil lanzó la última mirada y el postrer adiós á la gentil Granada, ya conquistada por las huestes de Isabel y Fernando....

Hay luego que subir por otro brazo hasta desembocar nuevamente en la llanura, donde el pobre viagero tiene que pasar una jornada, espuesto á los ardores de un sol abrasador ó á los impetuosos aguaceros.

Es al llegar á la entrada misma del golfo de Algeciras que se tiene la idea exacta de aquella península de granito, avanzada en punta hacia el sur y bruscamente empinada como un castillo ciclópeo, cual si quisiese al mismo tiempo penetrar en el flanco de la tierra africana y hundir su parda cabeza en el éter para lanzarle á Europa las primeras reverberaciones de un cielo abrasador.

Nacido bajo un sol abrasador, en un terreno húmedo, inmenso y solitario, y contando con una naturaleza exuberante que lo da todo con profusion y de balde, y que, exagerando el desarrollo físico de los órganos, debilita sus funciones y degrada su parte moral, el boga, descendiente de Africa, é hijo del cruzamiento de razas envilecidas por la tiranía, no tiene casi de la humanidad sino la forma exterior y las necesidades y fuerzas primitivas.

A derecha e izquierda las montañas de Mata-Espesa, cubiertas con la exuberante vegetación de las tierras calientes; el cerro de los Otates que, visto desde el punto en que yo estaba, parece un camello que postrado en la arena aguarda el soplo abrasador de los desiertos.

Mi amor te perdió, mi amor... yo mi cariño maldigo, pero moriré contigo con veneno abrasador. ¡Si me quisiera escuchar el Conde!... Si yo lograra librarte así, ¿qué importara?... ; voy tu vida a salvar. A salvarte... No te asombre si hoy olvido mi desdén. UNA VOZ, dentro. Hagan bien para hacer bien por el alma de este hombre. LEONOR. Ese lúgubre clamor... ¿O tal vez lo escuché mal?

Pasados algunos días, noté en él una grande exaltación, casi un delirio, y esto me causaba una inquietud profunda; tres meses de lucha continua, presa de una fiebre ardiente, y que agravaba de día en día el clima y los ardores del sol abrasador de Nápoles, eran más que suficientes para abrasar su sangre e inflamar su cerebro.

Palabra del Dia

aprietes

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