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Actualizado: 29 de junio de 2025


El palacio de los Ozores era de don Carlos; sus hermanas se lo dijeron en otra carta fría y lacónica: «Estaban dispuestas a abandonarlo, si él lo exigía; sólo le pedían que pensase cómo se había de conservar aquel resto precioso de tanta nobleza».

Pero dejando á un lado este comentario, que de seguro hará reir á los admiradores de Shakespeare, consignaremos ahora que Moratín, á la vuelta de su viaje, fué nombrado por el Gobierno miembro de una junta, creada con el objeto de reformar el estado del teatro. Fácil es de suponer cuáles serían sus trabajos en este cargo, si bien no tardó en abandonarlo. Las tres comedias, que, además de la traducción de algunas piezas de Molière, se representaron en los años de 1803, 1804 y 1806, El barón, La mogigata y El de las niñas, pasan por ser las mejores obras suyas. En La mogigata se pinta vivamente el carácter de una hipócrita piadosa, pero más en sus rasgos exteriores que penetrando en lo íntimo de su esencia. En El de las niñas se propone trazar los peligros, á que se exponen los padres, cuando quieren violentar á sus hijas en la elección de esposo. Doña Francisca deja el convento en que se ha educado, en compañía de su madre, desposándose con Don Diego, hombre ya de edad provecta.

¡Abandonarlo todo por ella! ¡Correr la tierra, libres y orgullosos de su amor!... Y en ese mundo encontraría a muchos de sus antecesores contemplándole con mirada curiosa e irónica; sobrevivientes de las pasadas aventuras que, en su presencia, la desnudarían con la mirada, adivinando de antemano las frases entrecortadas que ella había de decir por la noche, los extravíos de su pasión nunca satisfecha.

Pareció, sin embargo, escuchar con interés las últimas palabras de Cristián, pues dijo, poniendo suavemente la mano en el brazo de su amigo: Nadie tiene derecho de disponer de Sorege sin mi consentimiento. No pertenece á nadie más que á mi y no pienso abandonarlo ni aun á la justicia. Tendré la piedad suprema, que él no tuvo conmigo, de sustraerlo á la vergüenza.

El joven Pedro Guzmán, que le acompaña, ignorando sus planes, reprueba, después de conocerlos, su traidora conducta con frases enérgicas, é intenta abandonarlo; pero Don Enrique lo detiene á la fuerza, lo carga de cadenas y lo entrega á los moros. El Infante proyecta obligar á los sitiados á rendirse, valiéndose del mancebo cautivo.

Yo había hecho la resolución de abandonarlo, de volver a vivir con don Benito, pero él no me lo había permitido, había comenzado por pedirme que no lo hiciese y concluyó por suplicármelo de tal manera, que muy a pesar mío tuve que renunciar a mis proyectos. El antiguo palacio burgués de los Berrotarán había sido completamente transformado bajo la artística dirección del señor Montifiori.

Cada vez que pienso en que mañana me he de separar de ti, Magdalena adorada, cada vez que pienso en que al volver a verte habrá un tercero ahí cuya presencia me prive de caer a tus pies, de estrecharte contra mi pecho, te juro que estoy tentado a abandonarlo todo por ti. Y al decir esto Leoville ceñía con su brazo el talle de Magdalena, que se dobló acercándose más a su novio.

Fué menester el trasponer la orilla de aquella charca de corrupto lodo, aniquilar y abandonarlo todo, tener las manos limpias de mancilla y no lavarse nada en la conciencia sino el tesoro santo de la ciencia. Tres siglos han pasado. ¡Tres centurias que desataron las tremendas furias de condensadas iras en sufragio del alma popular!

Aquella encarnizada defensa, aquellas detonaciones, aquellos fogonazos, aquellos gritos, parecieron desconcertar a los asaltantes, los cuales se decidieron a retroceder hacia las orillas del banco, pero sin abandonarlo. Cinco de ellos yacían en la arena, y otros tres, heridos de gravedad, tal vez mortalmente, se agitaban con violentas convulsiones.

Allí cerca estaban amontonados restos de vajilla y de carbón; la valla de un jardín se paraba bruscamente en la roca, y acirates de legumbres, medio invadidos por la hierba, rodeaban un lado de la enorme masa. ¿Quién había escogido tan caprichoso lugar para establecer allí un jardín y para abandonarlo luego? Poco á poco fuí comprendiéndolo.

Palabra del Dia

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