United States or Mali ? Vote for the TOP Country of the Week !


D. Gaspar era un hombre alto, seco, con el rostro lleno de manchas coloradas que delataban su juventud borrascosa, el pelo ralo, la barba, que gastaba al uso de Espronceda, Larra y los literatos del treinta al cuarenta, entrecana y erizada, las manos y los pies descomunales, tan apretados por los callos estos últimos que el poeta andaba apoyado siempre en una muleta y doblado fuertemente por el espinazo.

Precedíalos un hombre de cincuenta á sesenta años de edad, de robusto cuerpo y atezado rostro, bajo cuyas pobladísimas cejas brillaban dos ojos de imperiosa y penetrante mirada. Llevaba larga barba entrecana y todo en su aspecto y ademanes revelaba al hombre acostumbrado á mandar y á ser obedecido.

Vamos en seguida, Baldomero; háganos poner estas cosas en el break. Y diga, don Lorenzo, ¿por qué no le hablan a don Melchor?... puede que cambie. Es inútil, Baldomero, él ha visto perfectamente que nos vamos y no nos ha dicho ni una palabra... ¡Cómo ha de ser!... ¡Hágalo por los viejos! dijo Baldomero dejando caer unas lágrimas que quedaron como engarzadas en las puntas de su barba entrecana.

La movilidad de sus facciones y el llamear de sus ojos, ¿anuncian exaltado ingenio, o desconsoladora imbecilidad? No es fácil decirlo, ni el espectador, oyéndole y viéndole, sabe decidirse entre la compasión y la risa. Tiene la cabeza casi totalmente exhausta de pelo, la barba escasa, entrecana y afeitada a trozos, como un prado a medio segar.

El viento acariciaba su barba entrecana. Una vez se le acercó lentamente Petrov y le preguntó con voz queda: ¿Hay alguien detrás de la puerta? ¿Quién es?... ¡Es necesario que la abran! ¡Qué tontería! ¿Y si entra cuando usted la abre? Es necesario que la abran. ¿Cómo se llama usted? No lo .

A pesar del diminutivo, el hombre que entró, sin quitarse el sombrero, era un señor de cincuenta años, lo menos; alto, bien plantado, mostrando en la mirada y el porte que, a despecho de la barba entrecana y el pelo casi blanco, aún debía de apreciar en toda su intensidad, los encantos de aquella buena moza.

Aquel caballero de la barba entrecana, que sin duda ha llamado vuestra atención por su imponente figura y marcial aspecto, es Sir Guillermo Fenton. Tengo la honra de compartir con él las funciones de la Cancillería de Aquitania. ¿Y los nobles situados á la derecha de Don Pedro?