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Salió Irala con el egército de la Asumpcion, y avistado con el enemigo, requirió de paz á Taberé, conforme á las órdenes del Rey: mas el cacique estaba tan enojado, que nunca quiso admitir trato. Tenia un egército númeroso, y habia fortificado sus pueblos con estacadas al rededor, en tres órdenes, con grandes y profundos hoyos: lo cual habia averiguado nuestro cuidado y diligencia.

Pasó muestra Alvar Nuñez, y halló que eran 800 hombres todo el número de su egército; y luego mandó aprestar nueve bergantines para subir, cuanto se pudiese, el rio arriba: y antes de acabar su apresto, envió tres delante, con 115 soldados, con órden de ir cuanto mas lejos pudiesen, y de buscar indios que tuviesen maiz. Nombró por capitan á Antonio Grovenoro y Diego Tabellino.

Al mediodia estuvo ya todo el egército en la otra banda, y caminadas aun el mismo dia dos ó tres leguas, cuando se habia ya campado, 30 Lorenzistas, que seguian el ejército, lo aumentaron en algo, aunque menos de lo que se esperaba.

Todos estos son hechos que no ofrecen una grande novedad, al paso que acreditan, que un egército fiel quiso obsequiar á sus Reinas, y que eligió oportunamente un local en que lo presente debia ser realzado con los recuerdos de lo pasado. Lo grande, lo verdaderamente sublime, consiste en las consideraciones á que presta materia esta visita.

Un documento tan raro patentiza el tono en que se encontraba este palacio en tiempo del rey D. Pedro el Ceremonioso, y el cuidado que ponia este monarca aún en las cosas al parecer mas insignificantes, cuando tenia distraida su atencion en aquel año con los preparativos que disponia para resistir al numeroso egército africano, que con cien galeras iba á invadir el reino de Valencia, y con las negociaciones de concordia con el Rey de Castilla.

Este aparato es para coger á los cristianos, porque dejando Juan de Ayólas 60 hombres en guarda de los bergantines, fué en contra la ciudad, en órden, con 300 soldados bien prevenidos, y llegando á un tiro de bala del egército de los indios, que eran 4,000 armados con arcos y flechas, nos enviaron á decir que nos volviésemos á las naves, y nos darian bastimento y lo demas que necesitásemos para volver á nuestra tierra cuanto antes.

Serian las 12 de aquel dia, cuando se pusieron en marcha nuestras tropas, y llegando al campo se presentó al Comandante un espectáculo agradable, que le anunciaba la victoria, y fué reconocer que un crecido número de mugeres, mezcladas y confundidas entre la tropa, deseaba con ansia entrar en funcion: este raro fenómeno, cuanto lisonjeaba el gusto, arrancó lágrimas de aquel gefe, que egercitó toda su habilidad para disuadirlas se apartasen de tan peligroso empeño, con el cual unicamente habian conseguido ya una gloria inmortal: y aunque se les mitigó el ardor, nunca se pudo lograr se retirasen, y permanecieron en el campo de batalla, ó bien para que su presencia inspirase aliento á los soldados, ó para que sirviesen de socorro en cualquiera infortunio.

El Maestro Diego Espés en su historia manuscrita, que se encuentra en el archivo del Metropolitano templo del Salvador de esta capital y que registrado con este motivo , pretende asimismo, que Muza y Tarif iban con egército separado, y que se reunieron en Zaragoza, de cuya opinion es tambien Zurita, y que esta ciudad capituló con condiciones honrosas, siendo una de ellas la de dejarla vivir en su ley.

En este punto se juntaron Taric y el Wali Muza destituyendo este á aquel, y encargando el mando de sus tropas á Mugueiz. Taric, que fué por órden del califa restituido despues en él, puso cerco á Zaragoza, á donde siguiendo la corriente del Ebro llegó tambien Muza con su egército.

El egército de los sarracenos aumentado con los refuerzos del Wali ó gobernador Muza se estendió como un rio que sale de madre sobre la desventurada España, porque aunque Taric tenia órden de detenerse hasta que el Wali se juntase con él; consultados sus capitanes dividió el egército en tres cuerpos: el 1.º confió á Mugueiz: el 2.º encargó á Zayde ben Kesadi el Seksek para que caminase á tierra de Málaga; y el 3.º acaudillado por el mismo partió á lo interior del reino por tierra de Jaen á Toledo.