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Demetria abraza á todas sus amigas y sube al que tiene las jamugas. El mayordomo monta en el suyo brioso. ¡Adiós, adiós! Luego se retira demudado como si fuera á caer. ¡Adiós, adiós! Trabajos y días. Llegó el otoño. Las vegas comenzaron á ponerse amarillas; el ganado bajó del monte; los paisanos se aprestaron á cortar el maíz.

29. ¿Cuántas universidades hay en Colombia? La costa y las tierras calientes de la república producen maíz, caña de azúcar, algodón, caucho, cacao, plátanos, fibras, frutas y legumbres tropicales, mientras que en las montañas y las mesetas crecen café, manzanas, melocotones, bayas, patatas, trigo, cebada y, en efecto, todos los productos de la zona templada.

Que se amasase pan, que no faltasen menestras, maíz y demás comestibles que produce el país y consumen los indios, como asimismo sal, azúcar, miel, jabón, de modo que nada les faltase de cuanto pudiera ofrecérseles, a excepción de bebidas fuertes, que éstas deberían prohibirse enteramente, como lo están por las leyes.

El mismo ceremonial de visitas practican entre las mujeres, que tienen tiempo para hacer esto y mucho más, porque las haciendas domésticas se reducen á solo proveer la casa de agua y leña, y guisar con sólo agua un puñado de maíz, legumbres, zapallos ó alguna otra cosa que han encontrado en el bosque, y sólo suelen hilar cuanto les basta para hacerse el Tipoy ó á lo más para tejer una camiseta y una red ó amaca en que dormir con sus maridos; pero les cuesta mucho el labrar por no tener aptos instrumentos.

Esta agua es una bendición para el maíz, Nolo profirió Demetria al oído del mozo. ¿Cómo está la siembra de mi padre? Buena; levanta ya más de un palmo. ¡Oh, es que mi padre sabe trabajar la tierra y sabe abonarla! exclamó con arrogante alegría. ¿Y vuestra escanda y vuestro centeno? Tampoco marcha mal... Nuestra tierra es peor que la de tu padre añadió sonriendo.

Una tropa de chalanes llega y descabalga para descansar a la sombra de los cipreses, dejando libres los jacos en el verde y oloroso campo, que cruzan aquellos caminos aldeanos por donde se pierden huestes de mujerucas, viejas y mozas, que van al molino con maíz y con centeno. Los chalanes son siete: Manuel Tovío, Manuel Fonseca, Pedro Abuín, Sebastián de Xogas y Ramiro de Bealo con sus dos hijos.

El hombre dijo que no iba a pasar se atrevió, sin embargo, el malacara, que en razón de ser el favorito de su amo, comía más maíz, por lo cual sentíase más creyente. Pero las vacas lo habían oído. Son los caballos. Los dos tienen soga. Ellos no pasan. Barigüí pasó ya. ¿Pasó? ¿Por aquí? preguntó descorazonado el malacara. Por el fondo. Por aquí pasa también. Comió la avena.

CAP. XXXI. De como seguimos el camino del Maìz. Pasados dos dias, que alli estuvimos, determinamos de ir

Al testigo Andrés del Jaral, por mal nombre tío Merlín, á la multa de dos celemines de maíz para las ánimas, y media azumbre de blanco para los enfermos del lugar, por insubordinación y faltas de mayor calibre al alcalde y demás personas presentes al juicio celebrado el día tantos de tal mes, á las tres de la tarde. CLETO. Señor alcalde, yo soy inocente.

De este bajo concepto nacía el maltratar tanto á su cuerpo; cuidando tan poco de él como si fuese una bestia; con una escudilla de arroz ó maíz mal guisado, y con frutas silvestres, pasaba ordinariamente; y cuando comía un pez mal cocido, le parecía un gran regalo. No es, pues, maravilla, el que quisiese Dios coronar á siervo tan adornado de méritos y de virtudes con tan felicísima muerte.