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Su hermana, en vez de enojarse con los culpables, la emprende con ella llena de furor, vibrando rayos por los ojos. ¡Bájate, picarona! ¡Escandalosa! ¿Es ésa la educación que has aprendido de tus padres? ¿Es eso lo que te aconseja el confesor? Nuncita, aterrada, empieza a hacer pucheros y suelta la llave de las lágrimas.

En aquellos días del año 1874, menudeaban los suplementos de periódico, manteniendo al vecindario en continua ansiedad. «Papitos dijo la señora , toma dos cuartos y bájate a comprar el extraordinario de la Gaceta. Veréis cómo habla de alguna buena tollina que les han dado a los tersos».

Porque has de volver, tienes que volver, sietemesino hipócrita... Papitos, toma, toma; bájate por los fideos y el azúcar. Yo no salgo, no puedo salir. Creo que me va a dar algo... Mira, te pasas por la botica y pides un frasco de aceite de hígado de bacalao, del que yo traía. Ya saben ellos.

La ociosidad, lo mucho que te has divertido y el esplín inglés te ponen así. Y yo te juro que te aburrirás más si no vuelves a Dios tus miradas. Haz lo que yo, Manolo; dale un puntapié al mundo; hazte chiquito para ser grande; bájate para subir. ya no eres pollo; no te has de casar ya.

¡Mauricio, dijo, en nombre del cielo, bájate de ahí; ¡te vas á matar! ¡Silencio! dijo el pintor en voz baja; no hay ningún peligro. Si no temiera hacer ruido, ya estaría á tu lado. ¿Dónde habita tu tía? Al lado mío, respondió Herminia. Entonces, vamos despacio. ¿Tienes cortinas sólidas? Tengo algo mejor ... La cuerda con que estuvo atado mi baúl ... Es muy gruesa....

Rumalda, no tengo tabaco dijo el atleta ; bájate al estanco... pronto, chica.... Pues como iba diciendo, si a un hombre como yo, que es todo pólvora, se le hubiera preguntado con decencia dónde había pasado el día y qué negocios traía con el futraque, el hombre habría contestado como un caballero. ¡Si aquí no hay misterio...! Que un señor, a quien conocí en casa de D. Felicísimo, viene a buscarme y me dice: «Sr.

Luego, sin hacer caso de los furiosos aspavientos de Currita, que le amenazaba con plantarle en medio del camino si no guardaba silencio, comenzó a cantar de nuevo las estrofas de El Mayoral: ¡Cuidado ese bache! ¡Bájate, zagal!... Si voy, salerosa, Te voy a matá...