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No tengais cuidado, añadió vivamente frotándose las manos, y como anticipándose á mis intenciones; yo hablaré con mi vecina la dueña del hotel, y todo lo sabrémos. Agradecí lo mejor que supe su benévola oferta á la buena madama Fonteral, y emprendimos nuestro camino hácia el restaurant que nos acomodara.

¿Lo ve usted? exclamó con aire triunfal. Pero, en fin, usted es muy joven aún, y puede corregirse. Quedose después algunos instantes pensativo, y al cabo dijo, como si tomase una resolución importante: Voy a presentarle a la señora de la casa, una persona de grandísimo talento y consejo. Lo hago porque es usted un oficial de S. M., y deseo serle útil. Agradecí el inusitado favor que me hacía.

Como dijo, siglos ha, Cristóbal Hayo, maestro físico de Salamanca, en loor del tabaco: «usando del no se siente soledad». Don Guillén me lo había ofrecido, sabiendo que era la vitola más de mi gusto; delicado agasajo que yo le agradecí. No faltaban las copitas de coñac viejo.

Lleno de alegría, di un salto y me puse en pie; le agradecí la noticia, ordené a Glave que le diera de beber y partí de Londres para Owfordshire por el tren de la una y media. Antes de las cinco hallé a Mill House, casa sombría y anticuada, que quedaba detrás de un alto seto de bojes que había en la calle de la aldea en Church Enstone, sobre el camino real de Aylesburg a Stratford.

Soy amigo viejo de tu familia, fuí condiscípulo de tu padre.... Oyelo bien: ¿sabes a quién debo la carrera? Pues a tu abuelo. Ya verás que no puedo venir a esta casa por interés. Mira, muchacho: no vuelvas a hablarme de eso. Pero, doctor.... ¡Qué pero ni qué peras! ¡Cuánto agradecí al facultativo su desinterés!

Los tres bajaron conmigo hasta la corralada, desde cuya puerta les di el último adiós, con los ojos y el pensamiento fijos en Lituca, cuya expresión de pena bien sentida le agradecí en el alma.

Te viste en un fuerte compromiso. Empezaba yo a rodar por el mundo... Y rodando, rodando, caíste en una tentación... Y como servía usted en casa grande, yo calculé y dije: 'Pues esta, si quiere, podrá sacarme'. Te llegaste a con mucho miedo... lo que pasa... no querías levantarte el faldón, y que yo te dejara destapada. Pero usted me tapó... ¡Cuánto se lo agradecí, Benina!

Venía a ver qué era de ; si se me oía revolverme en la cama, para entrar, en este caso, a abrirme los balcones, si lo deseaba, y si no, para tener el gusto de darme los buenos días. Le agradecí mucho su cuidado, y después de abrazarle le pregunté cómo había pasado la noche y por qué madrugaba tanto. Como siempre, hijo del alma contestóme entre toses y jadeos . Y no me las Dios peores.

Pero todo ha sido en vano. Ciertamente, en esta casa no está. Le agradecí sus esfuerzos, sabiendo que había procedido con toda energía en beneficio mío; pero, convencido de que era inútil todo registro que se hiciera dentro de la casa, y que si el secreto se recuperaba alguna vez, sería descubriéndolo en las manos de uno u otro de los enemigos de Blair.

Al cabo, mi compañero, o porque no tuviese ya que decir, o porque recordase que no estaba procediendo con sobrada cortesía, comenzó de nuevo a hablar de mis asuntos en tono campechano y ligero, como quien quiere hacerse agradable sin importarle mucho por lo que está diciendo. Era tal, sin embargo, mi deseo de hablar de la hermana, que se lo agradecí.