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Pero llegó un día en que, estando acampados en Jarahueca, las tropas al mando del coronel Valiente y el capitán Amiell batieron rudamente á la partida, y aquello fué un "sálvese quien pueda", por lo que Ferreiro decidió abandonar su alta jerarquía militar y volver otra vez á la legalidad, realizándolo dos días después á unas seis leguas de Guantánamo, y presentándose acto seguido á las autoridades militares de esta villa, á las cuales hizo el relato de su odisea.

Enderezó, pues, su marcha nuestro ejército hacia donde estaban acampados los enemigos, y al entrar la noche llegaron cerca de donde estaban y determinaron aguardar á la mañana del día siguiente, que era el del glorioso mártir español San Lorenzo, principal abogado y patrón de aquella provincia, para presentarles la batalla.

Caminamos de mañana, y llegamos donde estaban nuestros indios, que se hallaban acampados en una laguna muy grande, cuyas aguas son salobres: pero habiendo cavado algunos pozos, paramos como cuatro horas para que la gente comiese, y bebiesen las caballadas.

También el pelotón de la Guardia Rural al mando del sargento Rizo y el cabo Fifí, prestó excelentes servicios, demostrando una resistencia y un valor extraordinarios. Hacía dos días que nos encontrábamos acampados en Guayabal de Yateras, célebre por sus indios y su café.

Esto es una ampliación de nuestro taller fotográfico... Según sus informes, hay acampados en el bosque dos regimientos alemanes. Don Marcelo vió en la fotografía la mancha del bosque y dentro de ella líneas blancas que figuraban caminos, grupos de pequeños cuadrados que eran manzanas de casas de un pueblo. Creyó estar en un aeroplano contemplando la tierra á mil metros de altura.

En este puesto se hallan acampados el Sargento Mayor D. Clemente Lopez, y el Capitan D. Juan de Mier. No hicimos reconocimiento este dia porque llegamos muy cansados. Dia 20. Este dia lo empleamos en hacer el reconocimiento de este terreno, y levantar su plano, donde se hallará su descripcion. Observamos en la latitud S de 35 grados 42 minutos. Dia 21. Nos mantuvimos en este puesto. Dia 22.

No temas le dijo desatándole las manos. No nos detengamos aquí, señor Cornelio dijo Horn . Los salvajes pueden tener otros compañeros acampados por estos contornos y volver en mayor número. ¿Y quieres abandonar a este pobre diablo? Si no está reñido con su pellejo, vendrá con nosotros. Gracias dijo el papú en perfecto holandés. ¡Calla! exclamó Cornelio, admirado . ¡Conoce nuestra lengua!

Y preguntándole el Comandante, ¿qué trecho habria desde donde estabamos acampados, á donde congeturaba estaban los enemigos? le respondió que de seis á ocho leguas.

Aresti se indignaba ante la suerte de su país, tierra de maldición, tierra condenada, que había de permanecer en la inmovilidad, mientras se transformaba el planeta, ó si se abría á las caricias de la civilización era en provecho de los dominadores acampados sobre ella. Con el catolicismo no eran posibles los respetos.

Y despues de visto el plan de ataque y su feliz éxito, todos dirian: «los turcos cometieron tal ó cual falta, tenia razon el rey, estaban mal acampadostodos veian la verdad, la encontraban muy sencilla, pero despues de habérsela mostrado.