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Actualizado: 21 de junio de 2025


Pasan grandes insectos que zumban un instante; suena de cuando en cuando la flauta de un cuclillo; un murciélago gira calladamente entre los pinos. Y los grillos abren su coro rítmico: los comunes, en notas rápidas y afanosas; los reales, en una larga, amplia y sostenida nota sonora. Ya el campo reposa en las tinieblas. De pronto pardea a lo lejos una fogata.

Las puntas superiores de las cañas, con que se entretejen aquellas rejas o verjas, suelen tener por adorno sendos cascarones de huevo o lindos y esmaltados calabacines. Las abejas y las avispas zumban y animan el patio durante el día. El ruiseñor le da música por la noche. En el invierno, la cordobesa tiene buen cuidado de que plantas de hoja perenne hermoseen su habitación.

El sol blanquea las quebradas de las montañas y hácelas resaltar en aristas luminosas; el cielo es diáfano; los pinos cantan con un manso rumor sonoro; los lentiscos refulgen en sus diminutas hojas charoladas; las abejas zumban; dos cuervos cruzan aleteando blandamente.

No, duque, no, y esa es mi impaciencia; en vano pido á mis vasallos que se avengan, que no luchen, que no se despedacen, porque yo deseo la paz, la concordia; en vano los odios crecen, las enemistades se aumentan, las quejas zumban alrededor mío, y me trastornan. ¿Sabéis que he estado hablando con vuestro hijo el duque de Uceda más de una hora? Me lo habían dicho, señor.

Ella no dice nada, y yo tampoco. El silencio se hace abrumador. Cruje el casquijo, zumban los insectos en las espíreas; pero, por lo demás, ningún ruido. Ella se ha colgado confiadamente de mi brazo, y me obliga a detenerme a cada momento, cuando se inclina para arrancar una hierba o coger una brizna de reseda, con la que se acaricia la punta de la nariz, para tirarla en seguida.

Si es guapo, si es rico, si es despierto y honrado, y Nieves le quiere, y en quererle y en hacerle su marido cifra su felicidad, ¿a ti qué te importa? ¿Así la pagas las distinciones con que te honra y la estimación que te da? ¿Te abrieron de par en par las puertas de Peleches para eso? ¿Está bien que entrando por ellas como amigo honrado, pretendas quedarte adentro como amo y señor de los señores mismos? ¡, obscuro villavejano, prosaico farmacéutico, gusanejo vil de la tierra, atreverte al sol mismo que con su calor te dio la vida! ¿Dónde se ha visto cosa semejante?... Paga, paga, tus deudas de esclavo, barriendo los suelos donde ella pise, y avergüénzate de haber levantado los ojos tan arriba.» ¡Carape qué cosas tan tremendas me digo en esas ocasiones; y cómo me zumban los oídos con el sonrojo, solamente con imaginarme que pudieran haberme leído tan malos pensamientos en la cara!

Si no fuese por el rumor del río, se creería uno sordo, pues los pájaros callan posados inmóviles sobre las ramas, los perros dormitan tendidos en los parajes más frescos, las bestias de carga reposan en el establo ó pacen silenciosamente en los prados, los insectos no zumban y los humanos se esconden no se sabe dónde. Y, sin embargo, nunca se muestra la vida tan poderosa como en estos días.

Los únicos que vivimos en este ambiente exuberante de luz somos mi amigo y yo, que conversamos bajo los árboles de la plaza, los niños que ganguean á gritos sus lecciones en la escuela próxima, siguiendo el venerable método morisco, y los enjambres de insectos que aletean, zumban y trepan en torno de los plátanos.

La sombra se colora con la pincelada roja y fugaz del disparo surgiendo de las ruinas. De las profundidades lóbregas contestan otros fulgores mortales. En el ambiente negro zumban los proyectiles, invisibles insectos de la noche. Al amanecer será el ataque arrollador, irresistible.

Palabra del Dia

vorsado

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